Entropía
- Hristo Torres
- 29 ago 2017
- 2 Min. de lectura

¡Por fin! Los sabios líderes de Metrópoli han decidido, para bien o para mal, darme mi propia columna después de dos años de pertenecer a este medio y varios meses de estarlos fastidiando.
A veces utilizaré este espacio para hablar del acontecer internacional y nacional, para hacer catarsis, para defender lo indefendible por diversión o como ejercicio académico o para quejarme de los precios de las palomitas en el cine, según convenga. ¡Quizás incluso llegue a abordar temas interesantes!
He decidido nombrar a esta sección “Entropía” ya que pienso que esta es una palabra que define bastante bien nuestra realidad actual. Además, me pareció que sonaba bastante bonito hace veinte minutos, cuando recordé que tenía que darle nombre a mi columna y me decidí por la segunda palabra que me topé en el diccionario. La primera fue fosfato, por si se lo estaban preguntando.
Para aquellos que, como yo hasta hace un momento, no saben que significa Entropía, permítanme ahorrarles una búsqueda en Google, dos videos explicativos en YouTube, una hora de leer definiciones en Wikipedia y un dolor de cabeza. La entropía es un principio físico, usualmente aplicado a la termodinámica, que explica que si algo puede pasar, eventualmente pasará. Un ejemplo que me gusta es una fogata, que durante su existencia tomará un sinfín de formas únicas y diferentes, como las adolescentes con daddy issues ansiosas de atención. Este es un concepto ha sido adoptado por otras áreas de conocimiento además de la física, y que en este caso se usará sobretodo en política.
Y es que teniendo a Donald Trump como presidente de EEUU, al Brexit, el auge de China como superpotencia, los populismos europeos, el desastre constante que es Medio Oriente, el vaivén político en Latinoamérica, el próximo cambio de sexenio en nuestro país y la libertad creativa que ahora tiene Game of Thrones, el mundo se ha vuelto increíblemente caótico e impredecible.
Asimismo, espero que este espacio cambie y crezca continuamente, adoptando diferentes e interesantes formas en las que la discusión y la razón sean las únicas constantes, y, con algo de suerte, juntos nos podamos reír de las desgracias. Porque como un gran analista político alguna vez dijo (creo que fue Jon Stewart o Stephen Colbert, la verdad no me acuerdo), no es posible tener miedo cuando te estás riendo.
De esta manera presento en sociedad mi nueva creación, donde compartiré mis imperfectas opiniones y análisis, tratando siempre de hacerlo de la forma más accesible y completa posible a través de este pobre intento de lo que me atrevo a llamar sátira. Lo primero, para tratar de acercar a quienes apenas se están interesando por estos temas, y lo segundo, a fin de saciar a los más doctos, tratando de crear un espacio que propicie el debate y el intercambio de ideas para todos.
Porque como dice mi papá, si tú y yo intercambiamos un par de monedas, al final cada quién se queda con una moneda. Pero si intercambiamos un par de ideas, cada quién se queda con al menos dos ideas.