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El fracaso del Mexibús

  • Rob Cruzzó
  • 25 ago 2017
  • 2 Min. de lectura


Para nadie es un secreto que un proyecto puede no ser exitoso en todos los lugares donde se replique.


En México, el Bus Rapid Transit (BRT) llegó en la administración de Andrés Manuel López Obrador, quien, como Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, instauró este programa con el nombre de Metrobús.


Con el paso de los años, el Metrobús ha mostrado ser un programa benéfico para la movilidad de miles de personas, a tal punto que en poco más de una década existen ya seis líneas y una más está por concluirse.

Sin embargo, este modo de transporte que consiste en la segregación de un carril para el tránsito veloz de camiones biarticulados (principalmente) y con paradas establecidas, parece que está lejos de ser la opción idónea para el Estado de México.


Pero el proyecto no falla por sí solo.


Hace unos días apareció una nota en diversos medios sobre el asalto de uno de los camiones de Mexibús por parte de un grupo armado; algo pocas veces visto en este modo de transporte. El tema es por demás alarmante, mas no es el único por el cual el Mexibús parece tener los meses contados:


1. La falta de garantías para quienes lo utilizan todos los días es otro aspecto que considerar. Todos los días puede verse a cientos de vehículos infringiendo el reglamento de tránsito en los municipios mexiquenses atravesados por el Mexibús, sin que las autoridades sancionen de manera ejemplar.


2. Las instalaciones. Estas son de mala calidad y no se da un mantenimiento constante; asimismo, parece que el equipamiento que se compró para el Mexibús fue de segunda mano, pues se pueden apreciar máquinas de recarga rotas, parchadas y torniquetes averiados.


3. Falta de accesibilidad: El Mexibús está pensado sin criterios de accesibilidad, pues las personas tienen que cruzar por puentes (en mal estado, por cierto) o rampas que duplican o triplican los metros que tienen que recorrer para entrar a una estación; en vez de una integración a nivel de piso.


4. Falta de seguridad dentro de las estaciones. Es cierto, existen guardias privados custodiando algunas paradas, pero también es verdad que en ocasiones hasta ellos reciben en mano el dinero y dan acceso a los usuarios.


La creación de estos programas de movilidad no solo son la instalación de confinamientos en calle; debe tenerse un equipo de supervisión, un marco legal y sobre todo la voluntad para no dejar a la intemperie este tipo de proyectos que mejoran la movilidad en las ciudades y benefician a miles de personas.

 
 
 

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