“El origen del mal”
- Alberto Ortíz
- 27 jul 2017
- 2 Min. de lectura

Sin haber iniciado legalmente el Proceso Electoral Federal 2017-2018, ya se escuchan voces que plantean reformas a la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales para 2019.
Académicos, especialistas en la materia y legisladores han propuesto implementar una segunda vuelta, reducir el financiamiento público a los partidos políticos, restringir la aparición de dirigentes partidistas en spots y delimitar la propaganda en redes sociales. Sin embargo, el Poder Legislativo sigue sin entrarle al tema de fondo: el nombramiento de los consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), las causales específicas para determinar la pérdida de registro a un instituto político y la entrega de dádivas mediante tarjetas.
Luego de la Reforma Político-Electoral de 2014 que dio origen al INE y a un nuevo Consejo General, se creyó en la autonomía del Instituto y capacidad para mejorar la organización de los futuros comicios. Hoy, la herradura de la tolerancia suele ser un ring de lucha por defender intereses políticos, los consejeros parecen ser representantes de partidos mas no de los ciudadanos y existen cambios de criterio en las votaciones.

En 2015 fuimos testigos de una fuerte propaganda que realizó el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en medios de información y redes digitales. Aunque las violaciones reiteradas a la normativa electoral no fueron suficientes para anularle el registro toda vez que el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) lo sancionó económicamente por tales faltas, aún no se sabe específicamente cómo se le retira el registro a un partido de carácter nacional. ¿Será que el que hizo la ley hizo la trampa?
Reservando el tema de la entrega de dádivas a través de tarjetas para otra ocasión, llegaremos al inicio del siguiente proceso electoral con un INE debilitado, poco confiable y cuestionado por el sentido de sus votaciones (algunas ocasiones divididas). Pero la culpa no la tiene el indio sino los compadres que no tienen voluntad para buscar otros mecanismos de nombramiento de consejeros, como ocurrió con la integración del Consejo General presidido por José Woldenberg ni de establecer los criterios para anular el registro a una fuerza política.
Mientras todo se maneje por acuerdos y cuotas, los partidos serán -como diría Luis Carlos Ugalde en su libro- el origen del mal.