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Nos indigna su corrupción

  • Rubén Flores Márquez
  • 3 jul 2017
  • 2 Min. de lectura

Javier Duarte, Cesar Duarte, Tomas Yarrington, Roberto Borge, Humberto Moreira, Enrique Peña Nieto y la lista sigue. Un sinfín de militantes del PRI que, a la hora de estar en algún puesto público, no dudan en involucrarse en algún acto de corrupción.

Lo quiero escribir de la forma más objetiva: corrupción hay en todos los partidos y en todos los niveles de gobierno. Sin embargo, lo evidente está del lado tricolor. El PRI se ha encargado de formar a los gobernadores que más han robado en la historia contemporánea de México y a quienes la protección de un Estado omiso ya no funciona.

El pasado 23 de junio, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (FEPADE) informó que se realizó la audiencia inicial contra el exgobernador de Chihuahua, Cesar Duarte, así como a siete exfuncionarios de su administración y dirigentes partidistas (como son el exsecretario de Hacienda, el exdirector general de Egresos, el exdirector general de Administración, el secretario de Finanzas y Administración del Partido Revolucionario Institucional, el exdirector de Programación y Control de pagos y el exdirector de Recursos Humanos) por el delito de peculado electoral.

Estas personas, según la FEPADE, están relacionadas con la retención ilegal a los salarios de los trabajadores de esa entidad a favor del PRI, la coacción a subordinados y el financiamiento ilícito en los procesos electorales.

Dicha investigación se suma al proceso de extradición del exgobernador de Veracruz, Javier Duarte, y el arresto en Panamá del exgobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, también militantes del PRI y amantes del dinero público.

Todo me parece indignante, al igual que al Presidente del PRI, Enrique Ochoa Reza; aquel cínico se atreve a mencionar que la corrupción no es parte de su partido, que todo es culpa del populismo y del imaginario colectivo. Parece dar a entender que sus militantes corruptos son poseídos por el fantasma de la indecencia.

Confío que la gente es critica e inteligente; que no se creen el discurso de Ochoa y entienden de qué lado está la verdadera mafia y no como la quieren pintar con mensajes engañosos donde denuncian la corrupción de la cual ellos son maestros. Y ni siquiera tengo que describir las pruebas, porque diariamente escuchamos, leemos y vivimos el mal gobierno del priismo y sus militantes corruptos. No nos engañemos; ellos son los que espían, los que roban, los que matan, los que han gobernado con impunidad.

A mí me indigna la corrupción, pero me más me molesta el cinismo de los corruptos. Se los dejo para la reflexión.

 
 
 

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