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"AFORTUNADAMENTE PARA TRUMP EXISTEN LOS DEMÓCRATAS"

  • Diego Díaz
  • 27 jun 2017
  • 3 Min. de lectura

El Presidente Donald Trump sigue sumando días al frente de un gobierno que se sumerge más en el pantanoso terreno de los escándalos. Sin embargo, hay uno más del que nadie ha hablado y permanece ahí ante los ojos de todos. No tiene que ver con Kushner (su yerno), ni con Bannon (su exconsejero), ni mucho menos las “escenitas” con Melania (su esposa). Se trata de los demócratas. Que al resumir en una palabra su desempeño como oposición, esta ha sido decepcionante.


Los demócratas se muestran polarizados y sin un liderazgo firme no han conseguido actuar ni aprovechar la coyuntura, que día a día gira en torno a la inexperiencia de los actores políticos que lideran un gobierno que se tambalea ante la opinión pública y ante la comunidad internacional.


Es cierto; los demócratas son minoría en el poder legislativo y además ellos no han logrado cabildear o convencer que la postura “trumpiana” no tiene pies ni cabeza ante la realidad global actual.

Para muestra de lo anterior nos podemos remitir al último de los escándalos que ponen en duda a Trump al frente de la Casa Blanca, y es el caso del sospechoso despido del titular del FBI James Comey. Todos conocemos la historia, abusaría en escribir algo al respecto. Quizás una frase que resume muy bien la novela “Rusia, Trump y Comey”, es la siguiente:



“Cómo podíamos sospechar que aquello que parecía tan mentira era verdadero...” (Rayuela 1963)



Al respecto, ¿cómo actuaron los demócratas? Pues bien, el pasado 9 de junio al tener a Comey en audiencia ante la comisión del Senado que investiga el caso, nuevamente los demócratas se vieron desorientados y frágiles, tuvieron una oportunidad de oro, pues como dice la célebre frase “Era suya y la dejó ir”.


Desde mi perspectiva, los demócratas no pudieron derribar la versión ríspida del caso, el cual gira en torno a un problema de interpretación; es decir, un asunto que los demócratas equivocadamente orillaron a una cuestión de mi palabra contra tu palabra. Esto en relación con lo que le habría ordenado Trump a Comey, de continuar o no la investigación.


Sin embargo, es curioso no ver en estos últimos días al bando demócrata exigiendo conocer si existen registros de grabaciones que demuestran la verdad, una verdad que difícilmente se podrá cuadrar y que desgastara en tiempo y forma a la política local estadounidense.


En contraste, los republicanos conectaron un buen punto al momento de preguntarle a Comey sí consideraba que el Presidente había incurrido en obstrucción. Se limitó a declarar que no sabía que decir y que eso le correspondía al Fiscal Especial del caso, Robert Mueller.



“Para mí todo fue muy turbador”

James Comey en audiencia ante el Senado.



Los republicanos pueden sentirse muy cómodos con la situación, pues Trump ha sido un buen instrumento para impulsar las reformas de la agenda republicana y terminar por enterrar el legado de Obama –como el Obamacare, que se encuentra pendiente en el Senado. Para eso ha servido Trump. Una herramienta práctica, moldeable, pero digna de desechar cuando ya no sirva más, cuando ya haya dado lo necesario.


Es imposible asegurar la destitución o no de Trump. Lo que sí podemos confirmar es que los demócratas y los medios de comunicación se encuentran dispersos y sin brújula que los oriente a conectar victorias. Recordemos que el próximo año habrá elecciones intermedias donde puede dar un giro este tema. Donde los republicanos, de tener una amplia ventaja, pueden dejar una Cámara para los demócratas. Todo dependerá, insisto, del desempeño de la oposición, y hasta ahora va abajo en el marcador.

Sí tuviéramos que pronosticar hoy sobre esas elecciones, le daríamos una victoria más al lado republicano, ya que estos han cumplido con algunos temas de su agenda, como la noticia del fin de semana sobre la nueva política de Trump hacia Cuba, así como la reforma fiscal que se avecina en el segundo semestre del año.


Algo muy importante para cerrar es destacar el papel que sí han jugado las instituciones. Afortunadamente para los Estados Unidos, aquellas mantienen un engranaje muy ingenioso, capaz de presentar el sistema de pesos y contrapesos necesarios ante los decretos sin sentido -como las prohibiciones de la entrada de personas provenientes de países musulmanes-, además del bullshit imperantes en el discurso del señor Trump.


Las acusaciones son graves en contra de Trump, pese a que el tema aún no ha llegado a su máximo punto de ebullición. Recordar a Nixon o Clinton que fueron juzgados por obstrucción de justicia, donde el primero renunció y el segundo ganó el juicio en el Senado.


Pero reitero; hasta el momento este gran avance se debe a la labor de las instituciones. Son esos los mecanismos institucionales que claramente hacen falta en nuestro país y es urgente empezar a construir y modificar los ya existentes.

 
 
 

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