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“EL GRAN ALIADO EN EL ESTADO DE MÉXICO”

  • Miguel Ángel Mendez
  • 4 jun 2017
  • 2 Min. de lectura

Cuando era estudiante, hace poco más de siete años, uno de mis tantos profesores nos dijo una vez: "el PRI ya no es un partido, es un aparato de Estado. Lo único que le impide tomar lo que hay, es que no lo puede cargar todo."


¡Sal a votar! ¡Voto informado! ¡Elige bien! ¡Si no votas, cállate! ¡Sólo vota! Estás son algunas de las muchas expresiones que hemos escuchado a lo largo, no de esta campaña electoral, sino en los últimos 5 años.

Pero el chip social, nomás no cambia. ¿Qué es lo que impide que la gente salga, vote y piense en un cambio o continuar como está?


La respuesta a la pregunta anterior es: nada. Porque los partidos no esperan que la gente acuda a ejercer su derecho político de votar. El gran aliado en estas elecciones, no es el PAN, no es el PRI, no es el PRD, se llama abstencionismo.


El controvertido escritor, Premio Nobel, Octavio Paz, dijo en alguna ocasión que las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo, del miedo al cambio.


Las campañas han dado un giro muy importante, porque el gran aliado está más vivo que nunca, en especial en el Estado de México.

Este artículo se me ocurrió luego de recordar una nota alojada en la página tres, del diario La Jornada, publicada el martes 5 de julio de 2011. En ella no se descubre el hilo negro, tampoco nos da la razón, más bien nos ofrece una historia triste que no descartamos se pueda volver a repetir:


"El domingo 3 de julio de 2011 se reportó un abstencionismo del 56.5%, ligeramente menor que el 57.3% registrado el 2005. En 1999, cuando se eligió a Arturo Montiel como gobernador, esta variable alcanzó el 53.1%."


Los datos presentados por La Jornada, emitidos por el IEEM, son perturbadores. Pero, hasta ahora, ni los feminicidios, los asaltos al transporte, así como el cobro en 100% diferenciado con el de la Ciudad de México, el cuerpo corrupto de la política y otros han tenido impacto en las familias mexiquenses.


Las alianzas no se hacen con otros partidos, más bien el hastío de la sociedad y el conformismo es un buen componente.


La pregunta sobre los niveles de abstencionismo resulta difícil de responder. Podría pensarse que los mayores niveles de alternancia política en diferentes estados del país, así como los índices de competencia podrían producir más participación.


Pero preguntamos ¿qué podría generar un escenario distinto, el 4 de junio, en el que un partido sea diferente al que actualmente gobierna en el Estado de México? Una de las probables respuestas puede ser que, luego de los últimos comicios en donde se han tenido resultados negativos para el PRI, como Veracruz, Quintana Roo, Chihuahua y otros, este partido ha tenido que enfrentarse a una mayor participación política.


La elección del Estado de México, parece depender no de la participación del voto duro del partido en el poder, ni del voto útil al partido que probablemente se encuentra en la cabeza de la elección, de acuerdo con las encuestas. Más bien de la decisión unilateral de cada ciudadano de hacer un cambio.

 
 
 

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