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"VI(H)DA"

  • Leonardo González
  • 3 may 2017
  • 3 Min. de lectura

¿Quién ha multiplicado 525 600 por un número x, ya sea uno, tres, cinco, diez o cuarenta en los casos más optimistas? No es exactamente esta cuenta, que multiplica los minutos que tiene un año por los posibles años que restan de vida, la que realizan quienes se enfrentan a un fallo positivo de una enfermedad considerada popularmente como mortal.


Una prueba de VIH sida desemboca todo esto debido a que cuando te consideran como posible portador del virus la muerte en la peor de las condiciones físicas y morales es lo primero que llega a la mente. Lo sé porque viví esta experiencia cuando fui intervenido por unas molestias que, en palabras del doctor, eran muy comunes en las personas inmunodeficientes.


¿Por qué pensar de tal forma? Hasta antes de los 15 días que transcurrieron entre la toma de muestra de sangre para la prueba Elisa y la entrega de los resultados, solo había visto una película llamada Philadelphia que trataba el tema del VIH sida, así que durante ese lapso me dediqué a explorar más historias sobre el tema, principalmente en películas.


Kids, Dallas Buyers Club, Todo sobre mi madre, Cómo sobrevivir a una plaga, I love you Philip Morris, Behind the candelabra, A normal heart, Rent y Precious fueron algunos de los títulos con los que me encontré. En su mayoría, noté que la enfermedad y la muerte caminan de la mano, lo que puede tomarse como una preparación para el más trágico de los escenarios, y así lo acepté.


Durante este lapso también me informé sobre las condiciones de vida de una persona portadora del virus, y me di cuenta que actualmente los seropositivos gracias a la terapia de antiretrovirales, su adherencia al tratamiento y el constante monitoreo médico, pueden mejorar su calidad de vida y prolongarla, dejando de ser considerada una enfermedad mortal a una enfermedad crónica, según información del Censida.


Ya no vivimos en la década de los 80 cuando el diagnóstico se traducía en una muerte dolorosamente inminente. Sin embargo, los filmes con los que me encontraba al googlear “películas sobre VIH o sida”, (que eran escasas) no reflejaban la realidad actual, o al menos estas nuevas condiciones. Los filmes cuentan la muerte y crisis psicológica, debido a que muchos de las historias que narran se desarrollan durante las últimas décadas del siglo pasado, como A normal heart, Philadelphia y Dallas Buyers Club.


Precious y Rent fueron las películas en las que encontré un mensaje más apegado a la realidad actual a pesar de todas las tragedias inmersas dentro de la trama, un brillo para seguir adelante en medio de los finales trágicos. Con esto no digo que las otras películas mencionadas no te alienten a luchar por tu vida, al contrario.


Este nuevo paradigma necesita ser expuesto en el cine. Ya está en el pensamiento colectivo que VIH sida es sinónimo de muerte, por la exposición que se ha tenido a ese mensaje por diversos medios, pero sería una gran contribución que muestre nuevas historias que alimenten la evolución de este pensamiento.


Visibilizar nuestra realidad abrirá paso a que se deje de encasillar a la población seropositiva como sentenciados a muerte, y contribuirá a modificar la reacción mental humana al momento de hacerse una prueba de detección y salir positiva, de enfocarse a los días que restan de vida y el qué esperanzas tengo de vivir, por un pensamiento hacía las nuevas medidas del hombre para sobrevivir.

 
 
 

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