"BOCONES CON DEMASIADO PODER, GOBIERNOS PRAGMÁTICOS Y GUERRAS NUCLEARES"
- Hristo Torres
- 21 abr 2017
- 2 Min. de lectura

Estas últimas semanas han sido particularmente difíciles para el mundo, por lo que me fue un verdadero dilema elegir un tema para hablar. Entre mis opciones consideré el controversial referéndum de Turquía que (dicen) prácticamente la ha convertido en una dictadura, la detonación de la llamada “Madre de Todas las Bombas” en Afganistán por Estados Unidos (EE.UU.) para matar a un puñado de terroristas en una cueva, la continua crisis política, social y económica en Venezuela, los enormes conflictos de interés que rodean a Donald Trump y por supuesto la tradicional cacería de huevos de Pascua en la Casa Blanca.
Sin embargo, al final decidí hablar sobre la situación de Corea del Norte y los últimos roces que ha tenido con EE.UU., porque ¿qué puede ser más importante que la posibilidad de una guerra termonuclear de escala global?
Mucho se ha comentado en días recientes, a veces muy en serio y otras en broma, que bien podríamos estar al borde de la Tercera Guerra Mundial, temores que me parecen exagerados pero no infundados. Si bien desde hace años que el gobierno norcoreano se ha obsesionado con obtener armamento nuclear, las recientes pruebas y las escandalosas amenazas al gobierno de Trump –que prácticamente carece de habilidades diplomáticas- han hecho que la tensión en la región se incremente, al punto de hablar sobre la posibilidad de un conflicto armado.
No obstante, el verdadero problema no es Pyongyang, al que Washington podría derrotar en una quincena, sino su único amigo. Y es que no hay que olvidar que si se ha permitido que la dinastía Kim permanezca en el poder es porque Beijing así lo quiere y no por otra razón.
¿Pero por qué China protege al régimen norcoreano? ¿Es que es un aliado importante? ¿O es que tiene casa con alberca y organiza buenas fiestas? Para nada. Esta relación tan asimétrica tiene su razón de ser, y es que Corea del Norte sirve como un Estado tapón entre Japón y China, obstaculizando también la intervención de EE.UU. en la zona. Asimismo, hay quienes aseguran que a Beijing le preocupa que de caer el gobierno de Corea del Norte su país se llene de refugiados.
Los posibles escenarios no son bonitos y todos ellos involucran cierto grado de maniobrabilidad diplomática entre China y EE.UU. para poder resolver el problema en que Kim Jong-un y Donald Trump se metieron al ponerse a medir tamaños. Sin embargo, no pienso que la situación actual vaya a deteriorarse al grado de una confrontación abierta, pese a lo que se han dicho estos dos habladores.
La clave de este asunto es, considero, China. Para la república popular es de suma importancia mantener a la península de Corea lo suficientemente inestable como para que siga dividida, pero no tanto como para que estalle una guerra, a la vez que conserva una relación medianamente amigable con EE.UU., el principal destino de sus exportaciones.
Serán las habilidades negociadoras de Beijing, su implacable pragmatismo y qué tanto esté dispuesto a ceder con Pyongyang lo que dictará el curso de qué va a pasar con este asunto. Por otro lado, solo espero que quien sea que controla a Trump ahora no decida hacer algo estúpido como ordenar un bombardeo sobre Corea y eche todo a perder.