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"MIJITA DIANA, CRÓNICA DE UNA EXTORSIÓN"

  • Samuel Menache
  • 13 mar 2017
  • 4 Min. de lectura


El valiente vive hasta que el cobarde quiere, así es como Annie describe quizá una de las situaciones más peculiares que ha vivido. Fue el pasado 21 de febrero que una inusual llamada telefónica le haría conocer más a fondo otra faceta que refleja la realidad de un México consumido por la impunidad, la corrupción y la inseguridad que pareciera no tener un límite; los papeles se invirtieron y es cuando el significado de la valentía toma sentido frente a los verdaderos cobardes que han sabido reconocer y aprovechar el silencio de sus víctimas.


Annie es una ciudadana que a sus 26 años está acostumbrada a vivir en medio del caos, las prisas, el tráfico y un sinfín de generalidades que implican rodearse de millones de habitantes. Para ella un día en su vida cotidiana es la pasión al dar clases de inglés, así como también de box y defensa personal para sus vecinos y allegados, jóvenes que han sido atrapados durante mucho tiempo por el mal creciente del bullying. Siempre consciente de aquellos problemas como la descomposición paulatina del tejido social, la educación, la situación económica y otros factores que son los que repercuten en el día a día de todos, no pensó que ese martes se enfrentaría con uno de tantos males que se ha vuelto un común denominador de impunidad… la llamada de extorsión.


Encontrándose Annie con su bisabuelo el teléfono sonó para ser contestado por él, pero una serie de gritos de desesperación al otro lado de la línea aterraron a su oyente; es el miedo a través de un manipulado arte del engaño el primer paso fundamental para enganchar a la víctima. Annie toma el teléfono para saber que está pasando, procurando mantener la calma y una vez que se ha percatado de cruzar palabras con un delincuente, recuerda que alguien muy cercana a ella ha recibido antes el mismo tipo de llamada pero con un final completamente desagradable.


Decide corroborar la veracidad de la situación preguntando ¡¿Hija, eres tú?! Recibe una respuesta afirmativa y es cuando la sospecha de una extorsión por un falso secuestro se vuelve evidente, por lo que intenta descubrir la identidad de la insistente mujer que sigue gritando, haciendo uso de un nombre que no se encuentre presente en su familia pregunta: ¡¿Eres tú Diana?! Annie nuevamente ha recibido respuesta afirmativa y “Diana”, la repentina nueva “hija” de Annie, tiene como meta saber cuánto valor económico tiene su ficticia vida a través de la negociación entre su madre y el captor.


La llamada se corta y Annie ha tranquilizado a su bisabuelo, explicándole en realidad qué ha sucedido, pero ella sabe perfectamente que volverán a llamar para cumplir con su cometido y obtener la cantidad de dinero que la madre de “Diana” esté dispuesta a ofrecer. Annie decide que es tiempo de cambiar los papeles y dar batalla subiendo al ring, pero en esta ocasión será el de la actuación. Después de un par de intentos la llamada se restablece sin interrupciones y Annie graba con su teléfono el desarrollo de la conversación. Son tres minutos en que “Diana”, el secuestrador y Annie se ven envueltos en lo que ya muchos catalogan como la actuación del año.


Lo que en un principio fueron minutos de angustia y conmoción para ella y su bisabuelo, se convierten en otros de risa para ambos; por momentos se pone a pensar en la situación de miles de mujeres y madres que han pasado por eso, encarnando a una más que está desesperada y temiendo por la integridad de la vida de su hija “Diana”.


Para su desafortunada economía, Annie “cobra hasta el 28” haciendo más difícil la situación al grado de empezar a hacer enojar al secuestrador con su incontenible llanto, no obstante y como lo haría una madre mexicana, es incluso en pleno secuestro cuando regaña a “Diana”, pues no puede creer que su hijita le pregunte pendejadas y cómo va querer que la maten. Finalmente Annie decide terminar con la absurda farsa preguntando ¿Diana? ¿A qué hora naciste Diana? Yo ni tengo hijos. Tras haber soltado una carcajada al concluir esa frase, la llamada es cortada por el delincuente al saber que el engañado ahora ha sido él.


Annie reconoce que lo que a partir de ese momento fue un divertido knockout para sus agresores, debe servir entre sus conocidos para cobrar mayor conciencia de este creciente delito. Una vez compartido entre familiares y amigos en un grupo de WhatsApp, fue su mejor amiga quien la animó a subir el video en las redes sociales, sin embargo y pese a que siempre ha sido una joven extrovertida y carismática, nunca pensó que en menos de una semana ya contaría con millones de reproducciones y cobrara fama por todo México su destacada actuación.


-La situación del país ha orillado a mucha gente a tratar de ganarse la vida de manera fácil, sin importar volverse un delincuente, porque hasta ellos, los extorsionadores finalmente también tienen una familia que darles sustento-


Lo que en esta ocasión ha arrancado millones de carcajadas, son los mismos 3 minutos multiplicados por tantas historias que han arrancado miles de lágrimas, impotencia y frustración. Annie sabe que esto ocurre todos los días, cientos de veces hasta que una o las victimas que sean necesarias caigan en la trampa, pero que esto nunca va a terminar si la corrupción sigue en pie, si la educación no cumple sus objetivos, si no hay fuentes de empleo y mejores salarios; pero tampoco si los ciudadanos nos cruzamos de brazos y no compartimos la realidad de nuestro país. Si callamos no pasa nada.

Agradezco a Annie Riloy aceptar la amable entrevista que concedió a Metrópoli Digital y efectuada por un servidor para la elaboración de este artículo.


Si tú o tu familia son víctima de secuestro o extorsión denuncia al instante, la línea 5533 5533 te brindará ayuda profesional.

 
 
 

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