"INVITACIÓN A LA NECROFILIA"
- Martín Iraizos
- 25 feb 2017
- 6 Min. de lectura

De entre todas la enfermedades mentales, es quizá el síndrome de delusión de Cotard una de las esplendidas entre las esplendidas; el puro nombre merece al menos una camisa de fuerza. Haré un esbozo breve de lo que supone padecerla.
A quien le enferma mantiene la creencia de estar en un proceso de descomposición, de haber perdido todos sus órganos bien sanos, o quizá que por sus venas ya no corre sangre. En el mejor de los casos que está ya muerto o no existe del todo; una ridiculez agregada es que casi la mitad de los pacientes niegan su existencia del todo, mientras que la otra mitad se supone inmortal. Este escueto no es otra cosa sino decirnos cadáveres verticales, una reafirmación del cuerpo pero no con ello un gusto de sacralizarlo; si ese fuera el caso, inclinaría la cabeza más por aquellos padecientes de la inexistencia, debido a un cierto desagrado por la inmortalidad.
El tratamiento del cuerpo en la literatura ha sido por lo general bajo el canon religioso, sobre todo el cristiano idealista; con ello la asociación del cuerpo con la impureza, la excreción, el desecho, la sobra, la inmundicia, lo libidinal, lo mortal, lo finito, en general como cárcel del alma, con el pleno deseo de no mostrar aquí salvo la gramática visual corpórea despojándonos en su totalidad de la oposición con cualquier otra noción digamos mente, conciencia, alma.
I. Los gestos
Por amor al anacronismo un recuento de los hallazgos de la anatome animata del Dr. Duchenne hacía el año de 1883.
"Fue al rostro donde apliqué por primera vez el método de electrización -el cual inventé-…. La contracción de los músculos muestra su línea y posición mejor que el escalpelo de un anatomista."
Anatome animata [anatomía animada], fue así como Von Haller le denominó a la fisionomía, la razón, una pequeña querella en aquel entonces disputada entre fisónomos y anatomistas; el mayor reproche era sobre las condiciones dinámicas en las que la primera podía ejercerse por encima del mero acto gráfico y descriptivo de reposo, por decirlo así de cadáver inerte de la anatomía patológica.
Para generar una clave de lectura adecuada, debían recurrir a este dinamismo. Para ese momento, Duchenne de Boulogne estaba ya estimulando con impulsos eléctricos los rostros de personas con parálisis para construir piezas teatrales mostrando los gestos y símbolos accesorios que muestran la compleja combinación de expresiones resultantes de emociones y sentimientos.
El Dr. Duchenne manifiesta dos corrientes de la aprehensión de la idea de expresión y por otra la de sentimiento. La expresión la ha tomado de Diderot, particularmente de algunos de sus escritos sobre el retrato, y es que L’Expression est un général l’image d’un sentiment, es por estas mismas líneas que afirma que un comediante que no se conoce en pintura es un pobre comediante, y un pintor que no es fisionomista es un pobre pintor. Continuando con sus ideas, en general el rostro toma el carácter de la pasión dominante, la guarda, la expresa, digamos, en un retrato uno puede ver melancolía, abatimiento, desasosiego.
Sin embargo, un retrato que ríe, carece de sinceridad, no tiene carácter, quizá es incluso falso y consecuentemente es una broma; uno ríe por ocasión, pero no se puede estar en estado de risa. Hay un determinismo al gesto el cual Duchenne desprecia, Diderot cree alguien puede ser innatamente bondadoso pero tener en la faz maldad, el caso inverso, tener maldad innata pero de visaje bondadoso. La respuesta del Dr. es que la expresión del recién nacido es siempre negativa, es el tiempo el cual generara la expresión individual hasta su maestría, ese bondad innata podría pronto abrirse paso ante su monstruosidad.
Él –Duchenne- afirmará que la tarea en general del hombre es el ejercicio de los nervios para lograr el afloramiento de las pasiones, así como en primer momento se dedicó a nombrarlas y localizarlas. Es así como la felicidad, la sonrisa, y la benevolencia no son sino la estimulación del Zygomaticus mayor, y el orbicularis palpebrarum inferior con una contracción moderada. Este segundo musculo, según sus hallazgos, no podía moverse a voluntad y ahí la distinción de una sonrisa genuina y otra que no. Esté apéndice deja una rebaba de término “la sonrisa de Duchenne”, la cual nombra, desde luego, la sonrisa genuina, un mito un tanto preservado ya que se ha demostrado se pueden ejercitar esos músculos para producir una sonrisa “autentica”. Entre otras pasiones disecadas por el Dr. encontramos el desdén, la estupefacción, e incluso delirio sensual.
Como última deuda, los sentimientos son extraídos de las pasiones del alma de Descartes. Ahí encontramos él “porqué” del movimiento en el rostro -espíritus animales-, los cuales, en la jerga actual, pasarían a ser impulsos eléctricos, además de darnos el porqué, nos regala un arreglo de las pasiones, simples primarias – seis, la admiración, el amor, el odio, el deseo, la alegría, y la tristeza- a las complejas, Duchenne va a tomar nota sobre estás pasiones para luego ubicarlas en el mapa del rostro.
Cesura de I. Gestos
Plessner, un antropólogo poco recordado, consideraba la risa y el llanto como situaciones límites del lenguaje; cada expresión del rostro no es sino un ejercicio de mudez por parte de las palabras. Incluso ahora parece tener más valencia el reír a simplemente clamar, “qué gracioso”. Sin embargo, sabemos una vez que si la exclamación fuera “reír”, la gente no daría cuenta sobre por qué la exclamación y no el gesto, y sin embargo tienen equivalencia ya que cuando llega la imagen de risa generamos un apartado, o referente, que nos hace decir el “ha reído” cuando él *ha reído*, evocaría un tanto el ejemplo del “escarabajo” por parte de Wittgenstein donde el referente del dolor podría ser incluso vacío, y por último el acordamiento del que habla Flusser, para tener una clave de interpretación del gesto.
Doy por seguro que el referente no solo puede sino está vacío, que el gesto se aterriza en el lenguaje y el funcionamiento es por acordamiento del empleo. Siguiendo esta secuencia, lo performativo de la lengua es el carácter siempre presente de la misma, no importa si la felicidad se puede expresar en términos fisionómicos o químicos (que en ese caso apostaría por la fisionomía ya que permite un carácter experimental, de tecnología del yo, el cual cada vez se sitúa lejos, dicho de otro modo, hemos dado un paso de la Balloon Theory o los espíritus animales).
Sin embargo, podríamos seguir dando marcha con un ejemplo: se ha revisado el olfato con la física cuántica como método satisfactorio de su funcionamiento. Ese paso no es del todo claro; si ha sido en retroceso, deberíamos mirar cualquier llanto o cualquier abrazo, en general cualquier gesto como acto performativo cuya lectura estaría mediada en que siempre se quiere decir algo, la localización de ese sentido sería la gramática visual, en otra voz, el mapa de un cuerpo siempre diferente.
"Nada es más singular que la descarga sensible, erótica, afectiva que ciertos cuerpos producen sobre nosotros (o bien, inversamente, la indiferencia en que nos dejan ciertos otros). Tal conformación, tal tipo de ligereza, tal color de pelo, un aspecto, cierta distancia entre los ojos, un movimiento o un dibujo del hombro, del mentón, de los dedos, casi nada, pero un acento, un pliegue, un rasgo irremplazable... No es el alma, sino el espíritu de un cuerpo: su punta, su firma, su olor…"
Se objetará entre un millar de cosas la ausencia de la mención de los órganos, lo poco endocrinólogo que es uno. Volvamos a la idea de Cotard, a la de órganos sin cuerpo, y digamos Baldomero Fernández ha agotado todo en un Soneto.
Harto ya de alabar tu piel dorada
tus externas y muchas perfecciones,
canto al jardín azul de tus pulmones
y a tu tráquea elegante y anillada.
Canto a tu masa intestinal rosada
al bazo, al páncreas, a los epiplones,
al doble filtro gris de tus riñones
y a tu matriz profunda y renovada.
Canto al tuétano dulce de tus huesos,
a la linfa que embebe tus tejidos,
al acre olor orgánico que exhalas.
Quiero gastar tus vísceras a besos,
vivir dentro de ti con mis sentidos...
Yo soy un sapo negro con dos alas.
Más en:
<Bouillaud J.B., Essai sur la philosophie médicale>
<Descartes R. Les passions de l'âme>
<Diderot D. Essai sur la peinture>
<Duchenne de Boulogne G. Mécanisme de la physionomie humaine. ou, Analyse électro-physiologique de l'expression des passions des arts plastiques>
<Flusser V. Gersten Versuch einer Phänomenologie>
<Nancy J.L. 58 indices sur le corps/Extension del’âme>
<Plessner H. Lachen und Weinen. Eine Untersuchung nach den Grenzen menschlichen Verhaltens>
<Poore G. V. Selections from the clinical Works of Dr. Duchenne>
<Wittgenstein L. Philosophische Untersuchungen>