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"Una Historia de temor y armas de fuego"

  • Carlos Alejandro Hernández García
  • 1 nov 2016
  • 5 Min. de lectura

Los países en sus devenires históricos han resuelto cómo sancionar las muy variadas conductas civiles virtuosas y perniciosas, generando un mínimo de orden evitando caer en ese supuesto del estado de naturaleza Hobbesiano, con lo cual podemos tener una vida prospera y en paz.

Con el paso del tiempo el bienestar de la comunidad se ve alterado en pocas o muchas ocasiones por acciones de individuos que deliberadamente atentan contra el bien más sagrado del humano, la vida. Existen un gran abanico de emociones y pensamientos que llevan a una persona a borrar la chispa de vida de un semejante y muy variadas son las formas para realizar la tarea de la muerte, pero, la más eficiente en estos los año modernos de nuestra era, es sin duda el arma de fuego.

Navegando por los diferentes análisis, notas, comentarios y memes, se puede tomar el pulso de la comunidad nacional e internacional en relación con la violencia desatada por las armas de fuego, su incremento en ventas al menudeo, la facilidad de uso y la percepción de aumento en la inseguridad. Y aquí podemos preguntarnos si en nuestra historia habrá una forma de salir de la espiral de violencia o si existe una razón profunda que afecte la forma en que comprendemos a las armas en nuestro país.



Tomando como referente a los Estados Unidos cómo la nación más liberal en lo concerniente al concepto de las armas. La Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos recogió el derecho a poseer armas, literalmente reza "A well regulated militia being necessary to the security of a free State, the right of the People to keep and bear arms, shall not be infringed." (Traducido al español, "Siendo una milicia bien regulada necesaria para la seguridad de un estado libre, el derecho del Pueblo a tener y portar armas no será vulnerado"). Por tanto, para los partidarios del control de armas sólo alude a entidades oficiales como el ejército, mientras que para los defensores de la enmienda reconoce el derecho de todo individuo a poseer armas. Lo cierto es que los redactores de la Segunda Enmienda seguían la segunda interpretación, destacando James Madison y Alexander Hamilton.

Para James Madison el fin de este derecho es garantizar al ciudadano su defensa en caso de que el Estado se extralimite. Madison fue de los primeros políticos en reconocer que el ejército puede amenazar la libertad de la nación. Y además señaló cómo los estados europeos restringían el acceso a las armas por los civiles -precisamente por asegurar su poder.

Alexander Hamilton señaló sus ventajas de cara a la creación de milicias. En Estados Unidos no hay más ejército que el federal, de modo que ningún estado de la Unión puede tener un ejército propio (aunque en cada estado hay una rama de la Guardia Nacional, bajo el control del gobernador del estado). Pero gracias al derecho a usar armas los gobiernos locales pueden formar milicias con los ciudadanos mejor preparados. Así no necesitan un ejército propio, y si excepcionalmente el ejército federal no puede actuar en algún estado, su gobierno podrá tomar la iniciativa.

El 28 de junio de 2010 el Tribunal Supremo sentenció que ninguna ley estatal o local puede restringir el derecho a poseer o portar armas que reconoce la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos.

Dado lo anterior, podemos discernir que la motivación en la posesión de armas de los estadounidenses se refleja en una necesidad histórica para mantenerse libres en el más amplio concepto de la libertad y el gran temor de su gobierno de una invasión del territorio por un ejército extranjero.


Regresando a nuestra realidad, México es un país que ha sufrido una colonización, una sangrienta guerra de independencia que duro 10 años, dos intervenciones extranjeras y una revolución con una guerra civil con duración de siete años. Tanta sangre se ha derramado en nuestro suelo que lo más sensato sería prohibir definitiva mente las armas. y esa afirmación se ve reflejada en nuestras leyes, somos el país con la normativa más estricta para la posesión y portación de armas, empezando por la constitución; En su Artículo decimo señala y a la letra dice “Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen derecho a poseer armas en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa con excepción de las prohibidas por la ley federal y de las reservadas para el uso exclusivo del ejército, armada, fuerza aérea y guardia nacional. La ley federal determinara los casos, condiciones, requisitos y lugares en que se podrá autorizar a los habitantes la portación de armas”

Lo anterior protege el derecho de la población a la legítima defensa de su vida y patrimonio, en los casos que las leyes juzguen como “legitima”. En el siguiente escalón de la pirámide de Kelsen, la ley federal de armas de fuego y explosivos nos permite poseer en nuestro hogar, pistolas de calibre 9mm corto o llamado .380, revólveres de calibre .38 Especial o menores en cada caso. Escopetas de 12 gauge o menor, con cañones mayores a 25 pulgadas (barril corto es prohibido), rifles de cerrojo y semiautomático Armas y calibres superiores a éstos se consideran "uso exclusivo del ejército" y por ende prohibidos. Todo suena muy bien hasta el momento, pero, la ley tiene aristas que nos prohíben la portación de armas de manera libre y ordenada, acotando al máximo el derecho a la defensa de la población. La mencionada ley en su artículo 26 señala los requisitos para la portación de armas. Y ahí es donde se cierra las puertas para la aplicación general de la ley, en este momento histórico de nuestra realidad, instaurando un criterio ambiguo y de facto para la negación del derecho a la defensa personal. Dejando de manifiesto el trasfondo de la ley, el cual es la protección del statu quo encarnado en el gobierno asumido por una casta de la población que devienen del movimiento de revolucionario de 1910. Otro caso similar es la reforma agraria de 1920 a 1934, el reparto de tierras fue concebida para la pacificación del país y no con un carácter de justicia social, creando grupos armados para afines al gobierno y de fácil movilización dado que las tierras asignadas a estos “agraristas” estaban próximas a las vía férreas con el fin de someter lo más rápidamente cualquier nueva sublevación en contra del gobierno.

Concluyendo con este hilado de ideas, el “temor” de los gobiernos por su propia supervivencia ya sea por causas externas o internas genera los fenómenos sociales del siglo XXI relacionado con las armas de fuego. Entendidos en el caso Estadounidense como tiroteos en escuelas y la elevada tasa de mortalidad por causa de armas de fuego en su población en general considerada la tasa más alta del mundo en ese rublo. Pero para la cúpula es un daño colateral aceptable frente a la amenaza de una invasión a gran escala de su territorio de alguna potencia extranjera.

En contra parte el caso mexicano tiene expresiones en uso de las armas de fuego como el fenómeno llamado “la violencia mexicana” engendrado en “la guerra contra el narcotráfico” lanzada el 11 de diciembre del 2006. Ha este fenómeno ha generado uno de los mayores derramamientos de sangre que la historia reciente tenga registro. Dejando al descubierto la incapacidad del gobierno a para hacer cumplir la ley, a lo concerniente a la prohibición de la posesión de armas de alto poder, aún más grave la portación de armas ilegales en extendidas zonas de territorio y que se termina por normalizar en el imaginario colectivo de la población mexicana. Ese temor del gobierno al uso de las armas por parte población para derrocar al gobierno nacido de la revolución, está superado por la violencia generada que genera el narcotráfico contra la comunidad; Pero el miedo de a la sociedad armada está más vivo que nunca siendo atacado ferozmente por el gobierno y eso es evidente en el trato a las autodefensas nacidas en el Estado de Michoacán y a sus liderazgos.



 
 
 

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