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"DÍA DE MUERTOS UNIVERSITARIO"

  • Gabriela Berriel Estrella
  • 28 oct 2016
  • 3 Min. de lectura

Desde que se anunció que la Megaofrenda que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) realiza año con año, esta vez estaría ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad y no en un espacio perteneciente a esta institución, cientos de estudiantes comenzaron a quejarse.


Y es que, para varios de los alumnos de la máxima casa de estudios, visitar la Megaofrenda es toda una experiencia que no se limita únicamente a ver los aportes de las distintas Facultades, Preparatorias y CCHs, sino que conlleva algo muy parecido a un ritual en el que se involucran sus amigos, el alboroto y, por qué no, el alcohol y hasta drogas.


Si bien es cierto que con anterioridad ya se habían tomado ciertas medidas al respecto, es necesario recordar que las quejas en aquellas ocasiones tampoco se hicieron esperar. Un ejemplo de ello fue la ofrenda realizada en el 2014 en honor a Frida Kahlo. Esta fue colocada en el Espacio Escultórico y no en las Islas de Ciudad Universitaria, como se acostumbraba.


Desde el momento en que fue anunciado este cambio de sede, los estudiantes vieron amenazada una de sus tradiciones favoritas: visitar la ofrenda y embriagarse ahí mismo en compañía de sus amistades y hasta de personas que nunca antes habían visto.


Es bien sabido que la realización y exposición de esta ofrenda reúne a miles de personas cada noviembre, y las visitas no se limitan a la comunidad universitaria, sino a todo aquel que desee ingresar al recinto en que se encuentra colocada esta magna obra.


No obstante, al ser retirada de las Islas, las facilidades para visitarla han ido desapareciendo. Largas filas tempraneras esperando pasar, una sola vuelta a la exhibición y el establecimiento de cierto orden ha contribuido a fomentar esas quejas que se encuentran en todas partes. Sin embargo, estas mismas quejas no impidieron que cientos de personas se formaran durante horas para recorrer las ofrendas de los dos años anteriores.




A mediados de septiembre de este año salió la convocatoria para participar como voluntario en la colocación de esta ofrenda. Una vez que se informó de la locación, las redes sociodigitales empezaron a arder: los estudiantes se preguntaban cómo era posible que algo realizado por la UNAM no se mostrara ahí mismo, dentro de sus instalaciones, sino en el Centro, un lugar al que cualquiera puede acceder.

Estas quejas no obtuvieron respuesta y el establecimiento de la ofrenda continuó su curso. Sin embargo, hace relativamente poco fue anunciado un evento que también ( aunque no se hable de ello por las autoridades de la UNAM) se realiza año con año: La “Megapeda” en las Islas que, hasta el momento, tiene como participantes o interesados en su página de Facebook a poco más de mil personas.


¿Es realmente la conservación de tradiciones como la ofrenda lo que les preocupa a los alumnos? ¿Es por ello que reclaman su establecimiento dentro de las instalaciones de la Universidad? De acuerdo con lo visto en eventos como este, es evidente que podríamos contestar negativamente a ambos cuestionamientos.


Como no se les concedió que esta exhibición de nuestras tradiciones regresara a su lugar de origen, pareciera que los estudiantes toman venganza creando este tipo de “celebraciones” que no hacen otra cosa que manchar, denostar y hasta humillar la imagen que tiene nuestra Universidad no sólo en el país, sino en el mundo.


Ojalá fuera absurdo creer que dentro de la Universidad exista este tipo de pensamiento, pero no lo es. El interés mostrado en este evento es la muestra clara de que gran parte de los alumnos no saben establecer límites entre su casa de estudios y sus lugares de recreación. Creen que tienen la autoridad y derecho a disponer de un espacio estudiantil para organizar estas reuniones que, además, terminan siempre dejando tras de sí un basurero no sólo físico, sino emocional.


Con ello me refiero a las personas que sí tienen conciencia de lo que ocurre. Una vez más tendremos que enfrentar esta reunión que, al parecer, este día será regulada y prohibida (aunque esto se haya dicho con cada una de las organizadas).


Mientras miles de personas se dan cita en el Centro Histórico para admirar una parte de lo mucho que nos ofrecen nuestras tradiciones, aquí en Ciudad Universitaria tendremos a gente consumiendo alcohol y drogas para celebrar un poco del orgullo de ser mexicanos. No cabe duda que los contrastes en la Ciudad son tan variados como estremecedores.


 
 
 

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