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"Ahora sí lloran"

  • Alberto Ortíz
  • 22 sept 2016
  • 3 Min. de lectura


Fernando Landeros, presiente de Fundación Teletón, salió esta semana a anunciar que el panorama no es favorable para la recaudación de fondos para mantener a los Centros de Rehabilitación Infantil Teletón (CRITs) y abrir otros.


En 1997, cuando se lanzó este proyecto, las redes sociales digitales no tenían el mismo impacto que han adquirido hasta ahora. Antes miles de personas se mantenían pendientes de la cobertura que brindaba Televisa en el desaparecido Canal de las Estrellas para saber si se alcanzaba la meta millonaria (más un peso).


El primer fin de semana del mes de diciembre era musicalizado por el “nueve, nueve, nueve, nueve”, cantado por Lucerito y Marco Antonio Regil pidiendo el apoyo de los mexicanos. Muchos de los donantes acudían a los bancos a realizar su depósito; otros apoyaban con monedas en los botecitos que circulaban por las calles y por el Sistema de Transporte Colectivo Metro.


Ahora, Facebook y Twitter han viralizado comentarios de especialistas en medios de comunicación y economía que aseguran que el Teletón es una forma en la que grandes empresas deducen impuestos.


Al respecto, Landeros y Televisa han desplegado desde 2014 una campaña para desmentir dichos comentarios, sin embargo, no hay sustancia en los argumentos y si funcionara, el panorama no les sería adverso como ahora.


Es verdad que este servicio que brindan es resultado de una deficiencia del Estado; sin embargo, se han mantenido en la esfera de lo privado y están arropados por una empresa televisiva con prestigio en decadencia. Si el Teletón quisiera ser “transparente” y desmentir las acusaciones que en los últimos años se les ha imputado, tendría que desprenderse de la empresa de Emilio Azcárraga y buscar otros mecanismos para mantenerse. Es más, podrían continuar con la colecta anual de fondos como lo realiza la Cruz Roja mexicana.


Independientemente del asunto de la deducción de impuestos, las ediciones mexicanas del Teletón se han caracterizado por mininovelas en 29 horas de trasmisión.


Es válido apoyar a niños que requieren atención especializada, pero no se vale lucrar con su imagen e inventar una historia para “sensibilizar” al televidente. Me parece que en la mayoría de las ocasiones se exceden en la ficción sobre la realidad. El consumidor de contenidos no es el mismo que el de 1997 y es algo que Televisa no ha comprendido.


Quizá esta razón pudiera ser la de mayor peso para que no se apoye más la labor del Teletón. Tan solo el año pasado, la producción tuvo que extender una hora con 30 minutos más la recaudación porque no se alcanzaba la meta. En 2015 se consiguieron 327 millones 267 mil 551 pesos, 30 por ciento menos que en 2014 con 474 millones 143 mil 221 pesos.


Detrás del discurso de Landeros se esconden las empresas que han optado por no apoyar más a esta causa ya que evitan ser asociadas como entes que evaden su cumplimiento en el pago de impuestos. No se trata de un cambio social, como afirma el presidente de la Fundación Teletón ni el momento económico por el que atraviesa el país, se trata de su erosión de credibilidad y fallas en sus mensajes.


A tres meses antes de que suceda la trasmisión del evento, Fernando Landeros ha aceptado públicamente que será difícil, incluso si se me permite, poco probable que se llegue a la meta para este año (la misma de 2015 más un peso). Ahora sí tendrán que llorar en serio para conmover y motivar al público para que done, aunque sea un pesito.

 
 
 

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