"EL TERRORISMO, ESE LUGAR COMÚN"
- Adán de la Cruz
- 13 sept 2016
- 3 Min. de lectura
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El tiempo vuela y con ello también el terror, han señalado bien expertos y analistas sobre este día. Este domingo conmemoramos el 15 aniversario de los sucesos del 11 de septiembre de 2001 ocurridos en Nueva York.
Ese día, de acuerdo con los reportes, 19 personas armadas con armas blancas tomaron el control de cuatro aviones comerciales, dos de ellos utilizados para atacar a las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York y un tercero contra el Pentágono. Un cuarto avión nunca llegó a su destino, pues los pasajeros lograron hacerse control de la crítica situación, dominando a los terroristas y obligando a un aterrizaje forzoso en Pennsylvania.
Lo sucedido en esos cuatro aviones cambió la historia del mundo. Después del famoso 9/11, hay tres factores que han ayudado a reconfigurar el mundo.
Primeramente, la respuesta política ocurrida en Occidente, que, bajo el liderazgo de Estados Unidos, emprendieron un ataque sin precedentes contra el terrorismo, con abiertas confrontaciones contra los que, presuntamente, eran los países “originadores de terroristas”.
Ello dio como resultado un aislacionismo de Occidente, una clara ‘securitización’ tanto del discurso como de las medidas en política exterior y la confrontación directa y la percepción de “nuevos enemigos” en el diálogo intercultural.
En segundo orden, la respuesta política se ha visto alimentada del impacto mediático sin comparación que ha habido desde entonces. Nunca la guerra y la violencia había sido tan documentada, tan recogida y tan expuesta como desde los últimos tres lustros. Durante la última década, como recoge bien el Council of Foreign Relations (goo.gl/RxlxsE), ha habido, en promedio, más de 10 mil ataques terroristas por año, provocando la muerte de más de 15 mil personas. Quienes han seguido estas noticias, podrán atestiguar que la mayoría de ellos han ocurrido en Oriente Medio.
No obstante, dichos sucesos también han atacado a Occidente, siendo estos los más sonados. Desde el año pasado, tras los ataques ocurridos en la capital francesa, París, el mundo ha tendido a mirar más al terrorismo. Con el auge de las redes sociales, el mundo se ha solidarizado, alertado, y creyendo, hoy en día, que el Estado Islámico es el más grande enemigo y desestabilizador de la paz en el mundo.
Un tercer factor es la sociedad: el mundo ha cambiado también los últimos 15 años, y el factor del miedo a los ataques masivos ha sido parte de las generaciones vivientes en estos tiempos. Hoy como nunca, las personas no solo están más conscientes sobre esta problemática, también están más informadas, más preocupadas, más atemorizadas. El temor les ha hecho volverse más escéptico al diálogo, a la interculturalidad, a reconocer al otro.
Por el contrario, la sociedad de hoy, la que vivimos, vive creyendo que aquellos que son “del origen del terrorismo” todos son iguales (baste ver los actos de discriminación en aviones y en zonas comunes).
El terrorismo, hoy en nuestra época, es un lugar común. Parece ser que ya es parte de nuestra realidad, y lo hemos normalizado. Más en un país donde nuestras noticias pasan por enfrentamientos mortales vinculados a la delincuencia organizada, y donde nos hemos habituado a ver fotografías, imágenes, mantas, y amenazas, así como canciones, y toda una cultura del narcotráfico que bien hemos documentado en Metrópoli.
La historia parece decirnos que erradicar o prevenir el terrorismo quizá no sea alcanzable; hay individuos con motivos para llevar a cabo actos terroristas, y siempre respuestas que, lejos de atestar contra los ataques, provocan que existan más. Y es que el temor es una pasión del ánimo inherente al ser humano, con el que, gracias a él, de una u otra manera, el ser humano ha logrado evolucionar. Lo que sí podemos buscar es limitar los ataques terroristas. Pero hoy, parece que todas las acciones, que todos los esfuerzos y todos los recursos no lo lograrán; parece que seguiremos, como en alguna columna #CuerdaDelMundo, viviendo la época del miedo.
Por eso hemos decidido discutirlo. Los que integramos este medio somos la generación que comenzó a ejercer la facultad del raciocinio (es decir, el proceso de todo humano para aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea de la realidad) y de comprensión del mundo a partir de este suceso. Hoy, a quince años del suceso, donde todos nos hemos preguntado qué hacíamos ese día y cómo y dónde nos enteramos del ataque, queremos poner a reflexión de nuestros lectores nuestras visiones del ataque, nuestras ideas y conclusiones sobre los hechos.