"¿QUÉ ME IMPORTAN LOS PARALÍMPICOS?"
- Héctor Balmaceda
- 8 sept 2016
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Mucho, su importancia es de extrema valía, pues son desarrollados por atletas, es decir, por individuos que exigen a su cuerpo el máximo para ejecutar esas maniobras, en este caso, ante alguna condición que para muchos sería un pretexto ideal para el derrotismo.
Estos atletas presentan alguna discapacidad, pero en vez de sentir autocompasión, los motiva a exigirse y dar el 100 %, como una suerte de handicap (desventaja), para cumplir su cometido; ello incluye dejar el físico en la palestra y representar a su Estado en estas justas.
Pero cabe preguntarse por qué es que pocos se interesan por estos Juegos Olímpicos (JJ.OO.) a pesar de ser protagonizados por atletas de alto rendimiento. La respuesta es sencilla: porque esos atletas son discapacitados, y al menos en México, ser discapacitado convierte al individuo en una minoría vulnerable.
En un texto anterior que redacté para Metrópoli Digital, critiqué a la CONADE por la falta de apoyo que brinda a los atletas ‘convencionales’; no me sorprendería que tampoco apoyara a estos atletas ‘no convencionales’. Pero en el presente texto intento dar una explicación desde mi punto de la degradación popular de los paralímpicos.
Que sean paralímpicos, sí, así, en minúsculas, no exime que sean JUEGOS OLÍMPICOS, con todas sus letras. Creo que a estos JJ.OO. como paralímpicos es una manera lingüística de darle un sentido peyorativo, al tiempo que se discrimina con el lenguaje.
¿Paralímpicos? Etimológicamente, paralímpico es más allá de lo olímpico. ¿Qué puede haber más allá del noble y honorable atletismo? Creo que poco, y creo que llamarles paralímpico coadyuva a denigrar y discriminar a sus atletas, por lo que a partir de aquí en adelante, al menos por mi parte, serán llamados JJ.OO.
¿Discriminar con el lenguaje? Pues sí, no es una discriminación por negación, pero sí haciendo una diferenciación, `primeramente, con el lenguaje –incluso suena a paralítico–; en segundo término, cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) decide hacer estos JJ.OO. después, como si se tratasen de juegos de segunda ¿Por qué no se desarrollan a la par? ¿Qué eso no es discriminar?
Ahora, imaginen, si las principales televisoras mexicanas no se dignaron a transmitir los primeros juegos, ¿creen que se atrevan a trasmitir estos?
Cuando dejemos de ver con compasión a los discapacitados, entenderemos que son individuos como nosotros, los ‘enteros’, dejaremos de tener una actitud discriminatoria. El día que seamos empáticos, comprenderemos lo duro que es vivir –sobre todo en México– como discapacitado y será ese día que, tal vez, prestemos atención a los JJ.OO., en ambos sentidos.