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"NARCOCULTURA EN MÉXICO"

  • Pilar Rosas
  • 22 ago 2016
  • 2 Min. de lectura


El narcotráfico en México es una realidad latente. Vivimos día con día sumergidos en una ola de violencia creada por la lucha por el territorio entre el crimen organizado, principalmente en la zona norte del país. Desde iniciada la lucha contra el narco emprendida por el expresidente Felipe Calderón, el surgimiento de nuevos cárteles aumentó considerablemente y, con ello, el surgimiento de nuevos líderes, mismos que se han caracterizado por su forma de vestir y por una constante exaltación de la manera de vivir y actuar de las organizaciones criminales.


Para todos aquellos que habitamos en países en donde el narcotráfico ha permeado en todas las estructuras sociales y políticas, la narcocultura es algo con lo que vivimos, crecemos y convivimos diariamente. Son todas aquellas manifestaciones sociales que giran en torno al mundo del narcotráfico y la creación de una imagen “romántica” que busca la aceptación de este poder fáctico dentro de la sociedad.


En México, la muestra más contundente de esto son los narcocorridos, mismos que son usados como un medio mediático para reivindicación de los criminales, como personas que surgen de la pobreza y se convierten en personas valientes sin temor a arriesgar la vida. Con ello, han logrado la empatía de algunos sectores, principalmente en los mexicanos que habitan en Estados Unidos y estados fronterizos.


Pero no solo abarca el género musical; también es cada vez más frecuente la transmisión de series televisivas en donde retratan la vida y obra de narcotraficantes como Pablo Escobar y Amado Carrillo, “El señor de los cielos”. Estas manifestaciones provocan una exportación de valores y la creación de una nueva dinámica de interacción social en donde principalmente jóvenes ven una manera fácil de conseguir dinero y la admiración de quienes lo rodean.



La aceptación del narcotráfico y las actividades que de ello derivan cada día se nos hacen más triviales; la aparición diaria en los medios de comunicación locales de al menos una nota roja por día es un hecho que está alcanzando a la sociedad mexicana sin que esta sienta la más mínima muestra de empatía por lo que sucede más allá de nuestros propios límites.


No obstante, la aceptación de esta identidad violenta nos traerá grandes consecuencias en el futuro, pues no es mediante la aceptación como lograremos avanzar, sino mediante la construcción de una cultura de paz, misma que conseguiremos mediante la educación y el brindar a nuestros jóvenes mejores oportunidades de desarrollo, de manera que no tenga cabida la adoración e imitación de estos falsos ídolos.


El narcotráfico en México seguirá mientras haya demanda de consumo, pero está en nuestras manos el optar por un combate más eficaz e inteligente, dejando a un lado el combate frontal que hasta ahora no ha dado resultados. Pues es mediante la participación ciudadana que conseguiremos un actuar diferente. El panorama de México será alentador si basamos nuestro actuar en una cultura del conocimiento y la reflexión.

 
 
 

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