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"A 71 AÑOS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI: EL LEGADO DE LA GUERRA NUCLEAR"

  • Miguel Ángel Méndez
  • 16 ago 2016
  • 3 Min. de lectura

Durante la primera semana de agosto, el mundo conmemoró dos acontecimientos que han tenido trascendencia, ya que simbolizan el principio del fin de uno de los capítulos más documentados y discutidos en la historia: la Segunda Guerra Mundial.


El primer suceso es el uso de una “arma formidable” que, de acuerdo a la perspectiva estadounidense, destruiría de golpe toda la resistencia que aún tenían: la bomba “atómica”. A su vez, se generaría la capitulación del último eslabón que conformaban el eje Berlín-Roma-Tokio y ayudaría a concluir el conflicto.


Antecedentes


La planeación de una de las armas más destructivas que la historia tenga memoria comenzó como parte de una carrera donde se podían identificar tres extremos: Estados Unidos, junto con el apoyo de Canadá y Reino Unido; Rusia, por su cuenta; y Alemania, bajo el gobierno del nazismo y su asalto a Europa.


El proyecto que al final tuvo un uso en combate se le nombró “Proyecto Manhattan” y surgió a mediados de 1942 en Estados Unidos. Integrado por los científicos J. Robert Oppenheimer, Arthur Comptom y Erico Fermin, se crearon dos bombas; la primera con base en la sustancia radiactiva Uranio 235; la segunda de Plutonio.


La prioridad que otorgó al experimento el gobierno de los Estados Unidos, encabezado por Franklin Roosevelt, se debía a los informes que recibían de su servicio de espionaje, en los cuales se asentaba que los científicos alemanes que trabajaban en sus propias versiones de bomba “atómica”, estaban a punto de concluir su investigación.


Por otro lado, Japón, conocido como el Imperio del Sol Naciente, que durante los años de la Segunda Guerra Mundial fue considerada como la nación más empecinada en resistir tras la caída de Mussolini y Hitler, mostraba un panorama a los altos mandos militares estadounidenses de que no podría derrotarla sino hasta el otoño de 1946. Bajo ésta perspectiva, se determinó arrojar la primera bomba sobre la ciudad de Hiroshima; posteriormente, Nagasaki sería el blanco del siguiente proyectil, todo entre los días 6 y 9 de agosto de 1945.



Consecuencias


El 6 de agosto de 1945, la primera bomba, bautizada como Little Boy, con potencia de 15 kilotones, fue arrojada por el bombardero estadounidense llamado Enola Gay, pilotado por el teniente coronel Paul Tibbets sobre la ciudad de Hiroshima, dejando una huella a las 8:15 de la mañana y cobrando la vida de 78 mil personas al instante y dejando a más de 10 mil desaparecidos así como 37 mil heridos. Algunos fallecieron días después debido a la exposición de rayos gama.


Fat Man, como fue denominada la segunda bomba, fue arrojada luego de que Japón hiciera caso omiso del ultimátum en el que se exigía su rendición incondicional. Desde el bombardero B-29 (Bockscar), pilotado por el Comandante Charles Sweeney, se lanzó el que es considerado como el segundo proyectil utilizado en combate y que dejó como resultado una devastación menor, a pesar de que contaba con una mayor potencia en comparación a la de Hiroshima. Se estima que aproximadamente 40 mil personas murieron y 25 mil resultaron heridas.


Tras el uso estas dos armas, el Imperio del Sol Naciente se vio obligado a rendirse ante el ejército estadounidense el 14 de agosto de 1945, dando fin a una de la guerras más desastrosas del siglo XX.



En la actualidad


El avance que el mundo ha tenido tras los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, especialmente lo sucedido tras Hiroshima y Nagasaki, tuvo eco años después. Una de esas opiniones se vio reflejado en los llamados “Tratados de Tlatelolco”, firmados el 14 de febrero de 1967, en donde 18 países de América Latina renunciaron a la realización, fomento o autorización, directa o indirecta, del ensayo, uso, fabricación, producción, posesión o dominio de toda arma nuclear, o inclusive a participar de cualquier manera en ello.


Hasta ahora, únicamente Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia, India, Pakistan, Israel y Corea del Norte cuentan con armas nucleares. Además, existen alrededor de 40 naciones que utilizan la energía nuclear y puede usarse como medio para la fabricación de dichas armas.


La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), señala:


“Cinco naciones europeas albergan armas nucleares de los Estados Unidos en su suelo, como parte del plan de la OTAN para compartir armas nucleares y aproximadamente otras 20 naciones más afirman que confían en las armas nucleares de los EE. UU. para su seguridad.”


Luego de lo sucedido en Japón, la carrera nuclear se ha mantenido contaste. Todo intento de eliminar naciones que fabrique esta clase de armas ha tenido una enorme recepción, aunque las intenciones son mínimas. La idea de la eliminación de las armas nucleares ha nacido de los líderes mundiales, y son estos quienes desarrollan año con año mejores planes para modernizarlas.

 
 
 

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