"¿Que esperamos luego de la reelección legislativa?"
- Miguel A. Méndez
- 12 ago 2016
- 3 Min. de lectura
Estamos a pocas semanas de que comience el primer periodo ordinario, del segundo año de ejercicios de la LXIII Legislatura. Hasta ahora los 628 legisladores que integran el H. Congreso de la Unión tienen un panorama turbio y con una confianza ciudadana que se encuentra por el suelo, es decir debajo del 40%, esto de acuerdo a la última encuesta realizada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados en 2014, donde 8 de cada 10 confía más en la Cruz Roja que en sus legisladores.
La perspectiva no es nueva. Un antecedente al estudio realizado por el CESOP fue hecho por el desaparecido IFE que señalaba que la confianza ciudadana en los legisladores es baja; los motivo que dan al respeto son: la opacidad en sus labores, la corrupción, la reformas que afectan a los ciudadanos y que no se justifican, agregando el poco contacto que tiene con sus representados en distritos o en sus estados. Estos son elementos que no logran posicionar a los miembros de las cámaras dentro de la gama de instituciones que generen seguridad.

Durante los últimos cuatro meses, el tema sobre el nuevo Sistema Nacional Anticorrupción colocó elementos que, a pesar de los debates y audiencias, evidenciaron la poca disposición que muchos legisladores tendrían, por ejemplo, en transparencia, conflictos de interés, o más sencillo rendir cuentas a los ciudadanos.
En 2018 comenzará una nuevo un sistema que permitirá tener legisladores que podrán ser reelectos de manera consecutiva, esto bajo el modelo de la profesionalización legislativa, que significa que además de contar con diputados y senadores que cumplan únicamente con sus periodos de 3 o 6 años respectivamente, éstos podrán continuar y además de prestar servicios lo harán con experiencia legislativa; conjuntamente se agrega que el 89% del personal que labora en las cámaras y a veces es removido por los cambios de legislaturas, extenderían su labor.
Ha existido desde 1997 una serie de debates que los legisladores han puesto en el centro, de naturaleza controvertida, delicados e incluso que podrían tener afectaciones sociales. Muchos se han discutidos bajo un pensamiento de enfoque social, otros de manera corporativa y algunos analizados con base en el cabildeo. En varios temas, los legisladores han tomado decisiones, tal como sucedió durante el análisis y aprobación de la Reforma Energética y Financiera, que emprendieron investigaciones con expertos, pero en donde olvidaron completamente la naturaleza de crear y aplicar una política pública, ya que se implementaron y hasta el momento no han generado los resultados esperados.
Con el ejemplo anterior, podemos observar que el desahogo de asuntos dentro de las cámaras es, a veces arbitrario; sin embargo, los defensores de la reelección legislativa señalan que uno de los elementos en el que ayudaría seria en la rendición cuentas de la labor que han hechos diputados y senadores; también otro argumento es que obtendría experiencia y se acrecentaría una eficiencia en los asuntos presentados en el Poder Legislativo.
La realidad es que hasta el momento la verdadera toma de decisiones se encuentra en pocos legisladores, con fuerza dentro del partido y que a veces llegan a coordinar el grupo parlamentario y lo mejor es que son legisladores plurinominales. A veces los académicos se han preguntado, por ejemplo, si un diputado que ha tenido la atención en servir a su distrito y que hecho propuestas que puedan ir, incluso, en contra de la decisiones o proyectos del partido, sea capaz de recibir el apoyo de esté para reelegirse.

El proyecto de la reelección no puede ser viable cuando las acciones que van en contra de los intereses del partido, puedan arrebatarle la candidatura a un legislador. Mucho menos es factible cuando las políticas públicas obedecen al proyecto colectivo de un partido y elimine la probabilidad de otorgar una autonomía de trabajo y de decisión a diputados o senadores.
Consideremos que en el estudio realizado por el IFE acerca de la confianza ciudadana, el 56% de los consultados afirmaron que no podría otorgarles la reelección a los legisladores por no contar con condiciones óptimas y por la gamas de problemas que rodean su actuar.
Pero para reforzar el argumento, recordemos que el análisis, discusión y aprobación de la Reelección Legislativa se hizo durante la madrugada y con una consulta entre académicos, amigos.
