"MILLENIALS Y GENX: DOS GENERACIONES EN EL MISMO ESPACIO"

Desde hace ya algunos años se viene abordando en distintos medios el efecto en el ámbito laboral de la transición generacional. La familiarización con el uso de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs), la evolución de los modelos de liderazgo y el cambio en la concepción de lo que se denomina esfuerzo laboral y el todo de la cultura organizacional, han venido, efectivamente, sufriendo modificaciones lentas pero constantes a lo largo de por lo menos la última década.

Poco a poco, la generación denominada Millennials o Generación Y ha empezado a tener la edad necesaria para hacer uso de los espacios laborales. Existe una cantidad considerable de artículos e investigaciones serias que hacen énfasis en las diferencias del modo de concebir la realidad laboral de este grupo. En la próxima década, los contingentes de trabajadores que comienzan con posiciones básicas (administrativas u operativas, por mencionar un ejemplo) habrán desarrollado una trayectoria que los haga merecedores de puestos directivos. Sabemos que esta es una realidad; así ha sucedido generación tras generación. Si bien es posible localizar múltiples aportaciones que nos hacen conscientes de esto, lo cierto es que la realidad ya nos ha alcanzado.

En un entorno globalizado como en el que realizamos nuestras actividades diarias, el respeto a la diversidad se ha convertido en un valor fundamental. La apertura mental a nuevas ideas y modos de hacer las cosas estimula las consecuencias positivas de la innovación al interior de las empresas. Mas la realidad demográfica nos explica que, actualmente, los puestos directivos están en poder de la generación anterior, la Generación X, cuyos miembros tienen un modo distinto de concebir el trabajo.

Si bien el pronóstico demográfico nos aclara que en los próximos diez años la Generación Y comenzará la cúspide de su desarrollo profesional, el mayor reto no se ubica en ese punto temporal. El desafío real está en el entorno laboral actual donde se presenta la convivencia diaria de ambas generaciones, desde posturas de autoridad y administrativas distintas.

El inglés es el lenguaje de los negocios, y las empresas globales de origen estadounidense son las primeras que han sabido adaptarse al cambio. Ya la oficina no es el lugar de trabajo por excelencia, existen empleados virtuales y la mayor facilidad de acceso a las TICs propicia que se lleven a cabo conferencias y actualizaciones, o se revisen y organicen proyectos desde puntos tan distantes como la India, el Caribe o los Estados Unidos. Sin embargo, los conceptos de líder o jefe, con sus correspondientes matices, han de ser aún asimilados, con sus características renovadas y en ajuste constante.

La Generación Y, los llamados Millennials, componen una generación liberal, que cree en la capacitación constante y en el uso de la tecnología para el acceso a información válida en tiempo real, que demanda al empleador recursos y facilidades para mantener en equilibrio constante la vida profesional, familiar y académica. Es una generación que convive diariamente en un entorno donde se fomentan la diversidad y la colaboración, donde se celebran las diferencias y las distintas capacidades como métodos alternos y enriquecedores al desarrollar un proyecto.

Por su parte, la Generación X se enfoca en el desarrollo de la vida profesional, cediéndole parte del espacio de la vida personal. La lealtad al empleador puede llegar al punto de trabajar para la misma empresa hasta alcanzar la edad de jubilación, y una vez terminada la faceta académica, no hay actualización ni modificaciones en dicho rubro. Es una generación que creció sin las TICs como las conocemos actualmente, que aprendieron a utilizarlas como adultos según se fueron integrando a los distintos ambientes de trabajo, para el desarrollo de sus actividades. Los miembros de la Generación X no se encuentran cómodos cambiando la manera de hacer las cosas o experimentando con modelos distintos, pues ya han encontrado la forma de "hacer que funcione", ignorando los posibles cambios prácticos que pudieran mejorar el proceso de producción/ rentabilidad/productividad.

Es difícil englobar todas estas características y delimitarlas a un tipo de personalidad en el trabajo; si bien nos delimita la perspectiva de lo que podemos encontrar y lo que efectivamente encontramos en el mundo real y actual. Si imaginamos estos dos modelos de percibir y llevar a cabo las cosas, y los integramos en un ambiente de trabajo competitivo, la consecuencia negativa sería un enfrentamiento directo. Es por ello que, como parte de las habilidades profesionales que los reclutadores consideran, está la capacidad de adaptarse favorablemente al cambio. Y, ciertamente, las figuras de liderazgo actuales que cuenten con la motivación necesaria para adaptar su estilo de liderazgo y de administración a las nuevas tendencias laborales, serán quienes verán las mayores ganancias en cuanto a reconocimiento de su autoridad y solicitudes de mentorazgo se refiere.

La cultura corporativa es un todo dinámico creado por cada empresa y sostenido por el nivel y calidad de las relaciones entre los empleados. Podemos decir, con toda seguridad, que la permanencia y presencia competitiva de las empresas en el tiempo se podrá predecir, además de con los elementos evidentes, con el nivel de desarrollo y de integración de ambas generaciones en procesos colaborativos, a través de las herramientas proporcionadas por la propia cultura organizacional.

El nivel de éxito futuro de una empresa depende de saber conciliar las diferencias y saber sacar provecho de las habilidades con las que cuenta el personal. Aprovechar la experiencia en el área y las ganas de innovar puede que sea el secreto para librar la brecha generacional.

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