top of page

"IMÁGENES PARA VER-TE: RACISMO EN MÉXICO"

  • Diana Hurtado
  • 12 jun 2016
  • 4 Min. de lectura

México siempre ha sido uno de los países más megadiversos, cultural y

naturalmente hablando. Aquí se entrelazan la historia, tradiciones, costumbres y su gente. Éste último, un punto muy importante para el crecimiento

del país, que no sólo se compone llanamente de hombres y mujeres, sino que a través de los

años se han mantenido ciertos grupos que componen a la sociedad, entre ellos

las comunidades indígenas.

Los pueblos indígenas son un grupo que comparte ciertas

características que han mantenido desde tiempo remotos; no obstante es uno de

los grupos más vulnerables en nuestro país, pues diariamente son discriminados

y/o violentados.

En la exposición “Imágenes para ver-te”, del Museo de la Ciudad de México en el Centro Histórico, se retrata lo anterior. A través de una colección de imágenes y obras de arte se expone el racismo que existe en México y en algunos otros países, así como la discriminación dirigida a una minoría de la sociedad.

La discriminación por el color de la piel, los rasgos físicos, la manera de hablar y

de vestir es un hecho cotidiano en la sociedad mexicana, al igual que en muchas

partes del mundo. Los calificativos que la acompañan – indio patarrajada, naco,

chaca y una larga lista- son muestra de cómo se atribuye a dichos rasgos físicos y

culturales una serie de valores y cualidades: es decir, se piensa que es mejor ser

de piel blanca que oscura, de nariz delgada y no ancha, hablar español y no

náhuatl o maya.

De las distintas formas de discriminación propias del mundo contemporáneo, el

racismo se distingue porque se basa en las diferencias que existen entre distintos

grupos humanos cuyos rasgos han sido definidos como constitutivos de una raza y

convertidos en signos de inferioridad o superioridad. Esto es algo que vivimos

diariamente, ya sea por medio de acciones sutiles, o a través de otras muy

obvias: en el trabajo, en la escuela o en la calle. Un ejemplo claro de esto es la

sociedad estadounidense, donde la esclavitud se basaba en la idea de la

inferioridad de los negros (y que sigue aún vigente pero con menos notoriedad),

llegando a tratarlos como animales.

El término raza comenzó a ser usado ampliamente en las clasificaciones de los

seres humanos en la segunda mitad del siglo XIX, justo a la par de la expansión

europea por el mundo, cuando se formaron los imperios de las naciones más

poderosas. Cada imperio se dedicó así al estudio y la clasificación de las razas de

las regiones bajo su control, lo cual fue imitado en México, cuyo territorio era visto

por la clase gobernante como un espacio a conquistar y sus poblaciones a

dominar.

El que un pueblo se negara a aceptar ser gobernado por la raza blanca era visto

como un rechazo a progresar, y su rebelión era considerada como una

manifestación de salvajismo, ante lo cual resultaba preciso emprender una guerra

para “civilizarlo”, tal y como ocurrió en México durante la llamada guerra de castas

en Yucatán, cuando los pueblos mayas se levantaron en armas para defender su

tierras y fueron brutalmente reprimidos.

Pero la pregunta del millón es… ¿cómo se establecieron los rasgos con que se

definía a una raza? Midiendo, cuantificando, generalizando por medio de

estadísticas, separando y agrupando poblaciones al otorgar mayor peso a un

carácter que a otro. Se empezaron a realizar estudios donde crearon métodos e

instrumentos que generaron vastos inventarios de tipos de nariz, color de ojos,

tamaño de la cabeza, del cerebro y sus partes, pero también de comportamientos,

formas de alimentación, moralidad, sistemas políticos y muchos otros rasgos

culturales y sociales- y supongo que con esto, ustedes como yo, se acordaron de

“nuestro amigo” Hitler-.

Enfocándonos en nuestros grupos indígenas, la idea de que estos se encuentran

detenidos en el tiempo es aún muy difundida en México. ¿Qué se puede ver en los

rostros de los indígenas?: miseria, abandono, melancolía, depresión, inmovilidad,

degeneración, falta de inteligencia, fanatismo, tristeza, reticencia al progreso,

violencia innata, etc., unas más denigrantes que otras y muchas de ellas ciertas.

En México, la división de la sociedad por el color de la piel es la más común y

difundida, de entrada por la multiplicidad de herencias: indígena y española, pero

también de distintas regiones de África, mulatos de las Antillas, chinos y filipinos,

judíos y europeos de varias regiones.

Los estudios efectuados en los últimos años por distintas instituciones muestran

que el color de la piel es un elemento central en la sociedad mexicana. Afecta la

obtención de empleo pues se privilegia a quien tiene la tez más blanca; dificulta

conseguir vivienda, el acceso a lugares como centros nocturnos, bares y restaurantes, la posibilidad de relacionarse con otras personas, el salario

y las oportunidades de mejorar en el ámbito escolar y laboral… la vida en general.

Imagínense ahora lo que viven las comunidades indígenas, a quienes diariamente

se les viola sus derechos o no se les permite crecer. Turísticamente hablando, se

les trata como un elemento más del entorno en exhibición; socialmente, se les

aisla; laboralmente, se les reprime impidiendo que obtengan un empleo estable;

en el sector salud se les deja al último (si suerte tienen); y educativamente, gran

parte de ellos son analfabetas, misma razón por la que no pueden defenderse.

Hay mucha información que analizar y conocer a lo largo de esta exposición, pero

para no mostrarles todo “el pastel”, los invito a visitarla, les prometo que no se arrepentirán. En mi caso, amplió mi visión acerca de la discriminación y el racismo del que formamos parte; y es que todos en algún momento, aún sin quererlo, hemos actuado incorrectamente.

No debemos olvidar que somos parte de una misma sociedad y todos somos

iguales, tenemos los mismos derechos y las mismas obligaciones, y el color de piel

no debe cambiar eso. También quiero invitarlos a generar un ambiente de respeto

y tolerancia pues no sólo permitimos que otra gente se burle de sus iguales, sino

que se nos hace gracioso el que personas extranjeras lo hagan- como lo hemos

visto en muchas películas poniendo al mexicano como una persona ignorante de

gabán y sombrero-.

Por último, quiero recordarles que vivimos en un país sumamente hermoso, con

una larga historia y que es reconocido por su cultura y naturaleza a nivel mundial,

sólo debemos cuidarlo y darle la importancia que merece. Siéntanse orgullosos de

ser mexicanos y contar una diversidad sociocultural que conserva sus tradiciones

y costumbres, ya que tenemos más de 2000 años de historia impregnada en

nuestra piel.

 
 
 

PARTNERS

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este material por cualquier medio sin el previo y expreso consentimiento por escrito de Metrópoli Digital.

  • Facebook - Grey Circle
  • YouTube - Grey Circle
  • Instagram - Grey Circle
  • Twitter - Grey Circle

© 2018 Metrópoli Digital

 

bottom of page