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"LUCES Y SOMBRAS SOBRE EL ESPACIO ESCULTÓRICO"

  • José Guerra
  • 1 abr 2016
  • 7 Min. de lectura

En el mundo del arte se tiende demasiado a querer clasificar y poner en aparador todas aquellas obras producidas por culturas o artistas del pasado. Sin embargo, existen ejemplos de arte más allá de esos espacios de conservación, estudio o exposición que llamamos museos. El Espacio Escultórico en la Ciudad Universitaria de México es una de las mejores muestras a nivel mundial de lo que se conoce como “land art” ya que involucra un trabajo colectivo entre las artes plásticas, la intervención paisajística y la construcción arquitectónica. Se trata de un espacio único, irrepetible e imposible de meter en una vitrina porque su valor artístico no se limita a lo tangible sino que es un lugar rodeado por el excepcional paisaje del Pedregal de San Ángel que es apreciable únicamente mediante la experiencia de visitarlo.

Un recuento de tragedias y acontecimientos: breve historia del Pedregal de San Ángel.

La civilización de Cuicuilco habitó la región del actual Pedregal de San Ángel pero sus asentamientos urbanos quedaron para siempre enterrados bajo una gruesa capa de lava petrificada que brotó de la única erupción del Volcán Xitle hace aproximadamente 2,000 años, tras este fenómeno la zona se volvió inhabitable tanto para la civilización mexica como para la sociedad de la época colonial; su condición inhóspita permitió que con el transcurso de los siglos surgiera un ecosistema de características únicas a nivel mundial porque es una reserva natural rodeada por una enorme urbe. Fue hasta el siglo XX que el auge económico nacional permitió expandir la ciudad y habitar el extenso e inhóspito Pedregal dándole diversos usos. En la década de los 50 se trasladó a la población estudiantil universitaria hacia la magna obra arquitectónica del “Milagro Mexicano”, es decir, el Campus principal de la UNAM (con el consecuente deterioro del Centro Histórico de la ciudad que perdió a la educación como una de sus funciones principales y se orientó más hacia el comercio formal e informal). En esa misma década otro sector del Pedregal sirvió para desarrollar viviendas de lujo (la actual colonia Jardines del Pedregal) en la que varios arquitectos del “star system” de la época consolidaron el Movimiento Moderno en México desarrollando casas bajo este estilo y apoyados con la gran holgura de terreno y presupuesto que les proporcionaron sus clientes (muy pocas de estas casas se conservan hasta la actualidad pero son reconocidas por el Instituto Nacional de Bellas Artes que las cataloga por su valor histórico y artístico). En 1968 se hizo pasar por la zona el “Anillo Periférico” como parte de la infraestructura de los Juegos Olímpicos destinada a competiciones ciclistas así como para establecer un “límite” para la ciudad que fracasó ya que en lugar de frenar el crecimiento de la mancha urbana propició la invasión de zonas como el Pedregal de San Nicolás. El proyecto artístico más destacable de ésta época fue sin duda el corredor artístico “Ruta de la Amistad” en la que el gobierno mexicano invitó a artistas plásticos de diversas nacionalidades a construir una serie de esculturas abstractas monumentales; hasta 2010 dicho corredor se podía apreciar viajando en automóvil por el Periférico pero actualmente la mayoría de las obras se concentran en el cruce de este anillo con Insurgentes Sur. A principios de los 70 sucedió la mayor devastación ecológica a causa de la más extensa invasión urbana en América Latina, es decir, el conjunto de las actuales colonias Pedregal de Sto. Domingo, Ajusco y Sta. Úrsula que son ejemplo de un urbanismo voraz y descontrolado porque gran parte de su suelo se destina únicamente a vivienda aunado a una carencia de servicios, fuentes de trabajo así como de áreas verdes y de esparcimiento. Finalmente, entre 1976 y 1980 se construyó el complejo al que pertenece el Espacio Escultórico: el Centro Cultural Universitario, concebido como un espacio en donde confluyen la mayoría de expresiones artísticas. En el CCU podemos encontrar una gran oferta cultural como la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl, la Biblioteca Nacional, salas de teatro, danza y cine, un museo, librerías, restaurantes además de la mejor estación de metrobús en la ciudad de acuerdo al gremio de arquitectura. Parte importante del conjunto es también el Recorrido Escultórico: un muro de piedra que serpentea por la reserva Ecológica del Pedregal y que a su paso va presentando obras individuales de distintos artistas plásticos como Helen Escobedo, Manuel Felguérez, Mathias Goeritz, Hersúa, Sebastián, Roberto Acuña y Federico Silva; estos mismos artistas culminaron el Paseo de las Esculturas con una obra colectiva (el Espacio Escultórico) que hoy ve dañado su valor paisajístico por la irrupción del Edificio H de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales aledaña al recinto. Justo al oriente del conjunto de prismas desde el cual se aprecia la silueta de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl se interpone ahora en primer plano la arquitectura común y típica de un edificio destinado a la academia.

LUCES (Guía para el visitante propio y extraño)

La obra es conceptualmente un homenaje al paisaje virgen que debió dominar el entorno de las civilizaciones prehispánicas así como una conjunción de ecología y arte que revalora un ecosistema agreste e inhóspito pero que no por eso carece de cualidades estéticas: los contrastes de luz y sombra así como la ausencia de ruido citadino logran introducir al visitante en un ambiente pacífico. Para decidir la ubicación del Espacio Escultórico se trazó un eje en dirección norte desde la Pirámide circular de Cuicuilco hasta la Reserva Ecológica del Pedregal; en el centro de dicha reserva y con un diámetro idéntico a los vestigios de la estructura arqueológica principal (pirámide = montículo = lleno = positivo) se trazó el círculo sobre el que se encuentran la serie de prismas que conforman el conjunto (prismas = cráter = vacío = negativo) es así como el Espacio Escultórico pretende establecer una relación con el paisaje y la historia del sitio. A través de un sendero que se adentra en la irregularidad del pedregal se hace un recorrido que finaliza con un “happening” o acontecimiento dentro del paisaje, una especie de cráter que emerge del terreno; al aproximarse se descubre una enorme plataforma circular sobre la que se disponen varios prismas y que delimitan el espacio interrumpiendo la visibilidad hacia el exterior. Si se logra llegar al centro del conjunto se podrá apreciar la bóveda celeste (siempre cambiante y en continuo movimiento) y la roca volcánica (testigo de un movimiento en el pasado de las capas de lava, ahora petrificadas). El factor tiempo también está presente en la obra ya que a cada época del año y a determinada hora del día siempre corresponderá un juego de luz, sombra y color distinto. Se trata de un proyecto ecléctico porque combina la intervención en el paisaje con la composición arquitectónica basada en elementos simples y escultóricos. Es una obra que nos revela la estrecha relación que puede existir entre diversas disciplinas y que nos conecta con las experiencias sensoriales por las que percibimos el lenguaje universal del arte. Es una intervención sutil en el entorno pero cargada de alusiones, relaciones y símbolos que debe ser experimentada para ser comprendida.

VIDEO reseña del Mtro. Arq. Carlos Mijares Bracho para el proyecto Recorridos Arquitectónicos de México

SOMBRAS (Tome sus precauciones)

Cabe recordar al visitante que dadas las condiciones del sitio se puede encontrar toda clase de flora y fauna en su estado natural por lo que conviene tomar ciertas precauciones ante la presencia de cactáceas y arbustos así como arácnidos, insectos, culebras, víboras y otros pequeños reptiles y mamíferos que se desplazan a zonas como el Espacio Escultórico cuando ocurren incendios forestales dentro de la Reserva; además la zona se ha convertido en uno de los puntos favoritos en la ciudad para abandonar fauna doméstica como perros y gatos que al adaptarse a vivir en el Pedregal se agrupan en pequeñas jaurías o manadas. La zona es también hogar de vagabundos o “homeless” que habitan las pequeñas cavernas y oquedades típicas del entorno. Por otra parte, medios periodísticos como VICE México han dado a conocer la popularidad de la Reserva Ecológica en foros, páginas y aplicaciones de internet destinadas a personas que practican el “cruising” o sexo al aire libre, en público o grupal. Finalmente, el Espacio Escultórico y sus zonas aledañas son generalmente inaccesibles al personal de vigilancia por lo que se ha convertido en un sitio de consumo de alcohol, drogas o estupefacientes tanto por parte de miembros de la comunidad universitaria como de personas ajenas. Lo anterior se confirma porque se pueden hallar vestigios de todo lo descrito cuando se visita la zona.

Lo que nos queda: vestigios de historia, arte y paisaje. ¿Patrimonio o educación?

En cuanto al Pedregal como paisaje y ecosistema nos queda cada vez menos; actualmente se puede apreciar el grosor de la capa de lava y el suelo original que pisaron los cuicuilcas en la llamada “Cantera Puma” cerca del Metro Universidad. Este enorme agujero es el resultado de la explotación de roca para usarla como materia prima del asfalto que cubre calles y avenidas en la Ciudad de México. La Cantera pertenece hoy al club de futbol PUMAS y a la red de Institutos de investigación científica de la UNAM que ha generado un lago artificial recreando así el paisaje del antiguo Valle de Anáhuac.

Sobre la controversia del Espacio Escultórico y el Edificio H ya se ha creado un comité especializado encabezado por el Dr. Arquitecto Xavier Cortés Rocha (rector interino de la UNAM en 1999) y otros expertos en arquitectura de paisaje y arte que determinarán las acciones a emprender para rescatar el paisaje que rodea a la obra. Es poco probable que se ordene la demolición total del Edificio H y más aún que la administración de José Narro asuma responsabilidades por el daño causado al paisaje. Entre las acciones viables para el rescate de esta obra se pueden esperar ajustes en la fachada, la altura o la cromática del Edificio H.

En conclusión; la historia del Pedregal de San Ángel y el Espacio Escultórico da cuenta de la constante devastación de aquello que dota de identidad a un lugar y lo hace único: el paisaje. Si la dinámica de expansión tanto de la Ciudad de México como de la Ciudad Universitaria continúa con esa pérdida de sensibilidad ante este patrimonio intangible, pronto no quedarán más que vestigios o recreaciones históricas. El reconocimiento y la defensa del patrimonio son muestras del nivel de educación que tiene una sociedad; cuando el nivel educativo es bajo, incluso los vestigios de patrimonio terminan por desaparecer.

 
 
 

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