"LA TAUROMAQUIA EN AMÉRICA"
- Patricio Patiño
- 19 ago 2015
- 3 Min. de lectura
Michelle Fortanell
@AhqueMichelle
Es bien sabido que la tradición cultural de la fiesta brava viene directamente de nuestros colonizadores; no existe algo más español que la tauromaquia, ni algo más polémico y señalado que una persona en una plaza de toros, gritando ¡OLÉ!, con un puro en la mano, sonriendo y con un sentimiento de goce por esa tradición que ha sido objeto de desprecios, críticas y condenas hasta convertirse en una práctica estigmatizada por un sector de la población con apoyo las asociaciones defensoras de animales. Pero, ¿la fiesta brava en América es una tradición adoptada por nosotros o impuesta por ellos?
Cuando llegaron los españoles a América, trajeron consigo numerosas herramientas para el cultivo de la tierra, animales como el caballo y el ganado, pero sobretodo llegaron a dejar tradiciones de las cuales, no nos podemos desprender.
La fiesta brava fue una de ellas. Pisó tierra americana siendo considerado un rito pagano por los demás miembros de la Península Ibérica y al llegar a esta tierra prometida fue bien aceptada, por los pueblos precolombinos que vieron en la fiesta un apego a un rito religioso. Fueron los pueblos con mayor desarrollo de la cultura quienes comenzaron a practicar las corridas como una forma de entretenimiento, y así se comenzó con la construcción de las plazas de toros dispersas en el continente.
Prueba de ello está que las zonas donde la tauromaquia continúa con su auge, son las tierras antiguamente ocupadas por los Incas, Aztecas y Chibchas, teniendo en estas regiones los colosos de lidia más importantes del continente, como en el caso de México, que cuenta con la primera y más importante plaza de América.
Los ojos del hombre americano supieron apreciar todo ese espectáculo lleno de color que se desenvolvía ante él, y se enamoró del jolgorio que se desprendía ante una plaza llena y el grito a una voz impregnado de emoción cada vez que se ejecutaba un buen pase atiborrado de pasión y arte. La euforia se incrementaba y cada vez más aficionados se reunían los domingos en las plazas para ver el espectáculo protagonizado por el toro bravo.

Con todo el entusiasmo del momento, las prohibiciones no se hicieron llegar, la iglesia condenó las corridas, pues sus fieles preferían asistir a aquellos coliseos que a sus templos para las misas dominicales; poco a poco se fueron incrementando las posturas en contra de la tradición más grande que se pudo ver en el continente americano. Quién diría que años después, las corridas de toros servirían como una forma de festejar las mismas fiestas dictadas por la iglesia en las pequeñas localidades de América.
La gran oleada de toreros de origen americano que ha viajado a España con el único deseo de salir a hombros en señal de triunfo, es quien nos recuerda lo viva que sigue estando esta tradición y debe ser señal de la maravillosa adopción que hizo América de esta herencia española.
Actualmente, la tauromaquia se deja ver en lugares como Perú, Colombia, Venezuela y México, siendo este último la región de mayor importancia para los aficionados taurinos y los toreros que desean triunfar en su Monumental Plaza de Toros México, de igual forma es uno de los primeros Estados donde se colocó, en algunas entidades federativas, a la tauromaquia como patrimonio cultural de la humanidad.
Sin embargo, el enfrentamiento de creencias y opiniones va en aumento, un sector de la población pide la extinción de las corridas de toros por tratarse de un acto que no fomenta los valores de los pueblos y atenta contra la vida de los toros de lidia; frente a él, se encuentran aquellos aficionados que se dictan a favor de este espectáculo por ser una tradición heredada que forma parte de la cultura de la región, y si a esto le sumamos el fuerte ingreso económico que representa la tauromaquia en México, nos encontramos con un sinnúmero de debates en los cuales se lucirán toda clase de argumentos.
Ahora que ya sabes cómo fue que llegó la tauromaquia a nuestro continente, podrás juzgar tus inclinaciones y decidir si estás a favor o en contra de esta tradición ibérica que hasta nuestros días se sigue llevando a cabo cada domingo o días festivos en las plazas colocadas desde México hasta Chile. Es un espectáculo que para bien o para mal, sigue sumando seguidores de todas las edades y que continuarán con esta tradición adoptada por América.
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