"MUSEO ANAHUACALLI, COLECCIONISMO PREHISPÁNICO DE DIEGO RIVERA"
- Patricio Patiño
- 8 jun 2015
- 3 Min. de lectura
Ingrid Woller
Con mucho o poco conocimiento de las artes identificamos la obra pictórica de Diego Rivera. Se sabe que perteneció al movimiento conocido como Escuela Mexicana de Pintura y que sus murales son parte de diversas escuelas, centros y palacios. Pero ¿sabías que era un apasionado coleccionista de piezas prehispánicas?, ¿cómo es que Diego alcanzó un acervo de miles de piezas? Esas y muchas otras preguntas surgen entre los visitantes al recorrer los pasillos del museo Anahuacalli.
Al llegar, te encuentras con un espacio inspirado en la arquitectura prehispánica, construido con la piedra volcánica del mismo sitio; un recinto en donde cada detalle fue planeado por Diego Rivera. Las salas tienen el nombre de alguna deidad, un punto cardinal o una temática, acompañados por los diseños del artista en el techo; por ejemplo, la primera sala recibe el nombre de “Tlatilco”, que fue una de las primeras culturas preclásicas de la Cuenca de México, y en este espacio sobresalen los objetos de barro.

Otra cosa interesante es que el recorrido tiene un orden ascendente. El visitante entra y sale por espacios pequeños de muros de piedra que conducen hasta llegar a la terraza desde donde es posible contemplar todo el conjunto. La iluminación del museo es de carácter misterioso, pues apenas entran algunos rayos de sol por las ventanas, a excepción del último piso, que es el más amplio, ventilado e iluminado de todos gracias al gran ventanal que se puede observar desde la fachada.
“Para entender cómo se desarrolló esta pasión riveriana por el coleccionismo, hay que observar la siguiente situación: durante el periodo en el que el pintor reunió su excepcional conjunto arqueológico que va de 1894 a 1957 -este último año falleció-, no existía como ahora una reglamentación que legislara el acopio de obras precolombinas para preservar los ámbitos y las piezas en su lugar de origen. Así pues la colección de Diego debe ser contextualizada en su marco histórico: se trata de obras que él literalmente salvó de caer en manos extranjeras“. Juan Rafael Rivera Coronel, Museo Anahuacalli.

El museo alberga más de 50 mil piezas prehispánicas que Diego coleccionó y cuidó durante su vida, pero que estaba consciente de regresar a México en este espacio. En el siglo pasado, en la ciudad de México se presentó un auge en descubrimientos arqueológicos, pero a falta de protección, las personas podían tomar las piezas que se encontraban a su paso sin ningún problema.
“No sé pa’ qué diablos Diego junta esos monos sentados, parados, acostados o jugando. Miren cómo tiene los muebles; no hay lugar en toda la casa que no esté lleno de estos tepalcates. Me lleva a Teotihuacán, camina y camina con los ojos puestos en el suelo, bajo el sol y la lluvia, buscando cabecitas y pedazos de ollas, los recoge como si fueran tesoros, los ve, los huele y hasta los prueba”. Guadalupe Marín, segunda esposa de Diego Rivera, Museo Anahuacalli.

Para Diego Rivera, el objetivo del museo Anahuacalli fue crear una ciudad de las artes donde se integraran arquitectura, arte y ecología en un mismo lugar. El museo se sitúa al sur de la Ciudad de México, aproximadamente a 25 minutos del museo Frida Kahlo. Actualmente existe un boleto con el que es posible visitar los dos recintos e incluye el traslado de un museo a otro, ida y vuelta.
¡Déjate atrapar por las sorpresas de este museo! Para mayor información puedes consultar el sitio: http://www.museoanahuacalli.org.mx/