"LA RELATIVIDAD DE STAR TREK"
- Patricio Patiño
- 4 jun 2015
- 3 Min. de lectura
Juan Jesús Castillo
Si uno tiene en su vívida memoria la clásica serie de culto de ciencia ficción Star Trek, los tripulantes de la nave “Enterprise” viajan a velocidades mayores a la de la luz para atravesar de esquina a esquina, en un parpadeo, al universo entero.
Para que la nave pudiera realizar esta hazaña, la descripción de la física clásica indicaría que hay que producir una cantidad infinita de energía. Pero la física moderna da la alternativa de producir dicho fenómeno, al “jugar” con la curvatura del continuo espacio-tiempo.
A pesar de la norma que implica la relación E=mc2, que implica la necesidad de usar una energía infinita para viajar, al menos, a la velocidad de la luz “c”, el trabajo de Albert Einstein sobre la Teoría General de la Relatividad, nos da excelentes frutos aplicables a un gran nivel del pensamiento, tal como la ciencia ficción.

Fue el admirable científico mexicano Miguel Alcubierre Moya el responsable de aplicar la teoría moderna de la gravitación al problema de Star Trek. El primer paso de este notable Doctor en Física fue considerar al Enterprise en una región vacía del espacio-tiempo. Luego consideró que el empuje que ejerce sobre su parte posterior era tal que curvaba negativamente (digamos que de manera cóncava, pero esto es arbitrario) el espacio-tiempo, a la vez que la parte posterior lo curva positivamente (digamos que de manera convexa está vez).
Este efecto de curvaturas opuestas, cancela la curvatura total del espacio-tiempo alrededor de la nave, y queda tal como estaba, pero ahora la tripulación navega en un punto que tiene su propia singularidad en este continuo espacio-tiempo, que le permite desplazarse de una esquina a otra del universo, en un instante, a velocidad superlumínica.
A la transformación de la malla del espacio-tiempo, según este problema, se le llama “La métrica de Alcubierre”, y tiene el honor de ser la primera solución creada por un mexicano de las ecuaciones de campo de Einstein. Desde 1904, notables hombres de la física teórica, como Lemaître, Hubble, Friedman y Schwarzschild, se las arreglaron para producir sus propias soluciones exactas a la ecuación titular de la teoría de la gravitación moderna.

Dichas soluciones dieron origen a paradigmas como la posible distribución de materia en el universo con la materia oscura, agujeros negros y la posible geometría total del universo, que podría resultar ser cerrada (sobre si misma; el ejemplo de este caso es una esfera, un cubo o cualquier cuerpo sólido), o abierta (que sería el caso de un paraboloide, o un hiperboloide, que se parece a una silla de montar). En el caso de Alcubierre, la métrica que lleva su nombre da origen a una aplicación novedosa y completamente fuera de serie: la creación de singularidades que permitan el viaje intergaláctico. Sueño de Einstein, quien propuso la existencia de dichas entidades, denominadas: “singularidades de Einstein-Podolsky-Rosen”.
En reconocimiento a esta espectacular aportación científica del Doctor Alcubierre, la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión, le forjó y dispuso en el palacio legislativo, una placa que anuncia su nombre con letras de oro. La repercusión de la métrica de Alcubierre, se ha convertido en un excelso tema de investigación dentro del campo de la llamada Relatividad Numérica, que combina la técnica de los métodos numéricos para la resolución de las ecuaciones de campo de Einstein, con los marcos teóricos establecidos por la Teoría General de la Relatividad.