top of page

GASTOS INNECESARIOS Y PÉSIMA PLANEACIÓN: DE LA MALA GESTIÓN ADMINISTRATIVA EN MÉXICO

  • Patricio Patiño
  • 18 mar 2015
  • 3 Min. de lectura

Héctor Balmaceda Sunderland

@hbsunderland

No sé usted, querido lector, si lo que mencionaré más adelante pase en donde vive, puede ser que sea sólo en esta ciudad de despilfarros, puede que sea en mi municipio (delegación Benito Juárez) o sólo en mi barrio, pero se me antoja a que son derroches idiotas en pos de beneficios, recordando que estamos en año electoral.

El alumbrado público en uno de los servicios básicos y debe ser proporcionado, en teoría, por el gobierno, pues la iluminación, así como el abastecimiento general de energía eléctrica, es un sector estratégico de la economía nacional; así como lo son (y estrechamente ligados) los recursos energéticos y la industrias petrogasíferas y eléctricas.

No obstante, me parece excesiva tanta iluminación, aquí donde les comento, pues es vital mantener iluminadas las vialidades, por mera seguridad, y es diferente querer homologar a la ciudad de Las Vegas en intensidad luminosa.

Las calles de mi colonia empiezan a lucir por la noche como extensiones de corredores turísticos, imitando así una iluminación de pleno día, haciendo posible, inclusive, distinguir a lo lejos objetos y sujetos que incluso a la luz del día no se perciben. Justo ahora que escribo esta columna de denuncia, estoy siendo iluminado por el faro de la calle. Dirán, tal vez, que qué quejumbroso soy, que debería estar agradecido o al menos satisfecho con el servicio eléctrico. Nada de eso, el abastecimiento de energía eléctrica es defectuoso, tanto todavía como para añadir más demanda al mismo, sin olvidar los enromes bloques de departamentos construidos o en construcción que consumirán cantidades ingentes de luz y agua.

11013048_1092507357433009_2032400794808495898_n.jpg

Esto no estaría fuera de lugar si se cumpliesen dos situaciones, pues el alumbrado público puede ser eficiente con una planificación adecuada y si el horno estuviese para bollos, o lo que es lo mismo, si tuviésemos los recursos y la administración de éstos para desarrollar ésta iluminación.

  • En primer lugar, existen puntos en espacios públicos (incluyendo vialidades) muy iluminados, “sobrepoblados” de faros y otras fuentes luminosas, y hay otros lugares carentes de luz, lunares obscuros rodeados de reflectores apuntando hacia otras direcciones. Si esto no se presenta, el otro fenómeno es la sobreiluminación continua, sin esos lunares, pues “la Beno Juárez” y la CFE implementaron, además del cambio de bombillas de alta intensidad, faros adicionales en los ya existentes, dirigidos para iluminar las aceras.

Si el emplazamiento o posicionamiento de los faros fuese adecuada, aprovechando al máximo su potencial, para optimizar el alumbrado público, sería perfecto; sin embargo, esta instalación descrita líneas arriba (los clásicos faros altos y su “hijitos” iluminando la parte contraria) aparece ubicada en lugares donde también, recientemente, se han establecido alumbrados públicos empotrados en las fachadas de las propiedades privadas, mismos que aparecen también junto a fuentes de iluminación propias de éstas.

  • El otro punto refiere al abastecimiento general de electricidad, al menos en la Ciudad de México, la urbe más grande del orbe. Si se extrajera la mayor cantidad de energía eléctrica de fuentes como la mareomotriz, la eólica, la geotérmica, incluso la nuclear –sugiero olvidar la hídrica, por el impacto dañino al medio ambiente debido a la manipulación de recursos hídricos al encauzar ríos- la excesiva iluminación pública podría ser un servicio lujoso costeable y sostenible; empero, el grueso de la energía eléctrica se obtiene de la combustión de petróleo. Sí, del petróleo, aquel recurso estratégico para la economía nacional y la seguridad energética, tan vanagloriado, es, además de exportado a precios paupérrimos en el mercado internacional de gas y petróleo, quemado para escribir estas líneas.

Los recursos petrogasíferos son no renovables y si representan un elemento estratégico para México (es decir, que sin su debida cantidad y debido abastecimiento, la existencia misma de México correría peligro) ¿Por qué se queman para generar energía eléctrica la cual se podría obtener en las costas, en los campos y en las fuentes geotérmicas?

Así los dos puntos, dos circunstancias o situaciones que deberían prevalecer antes de ofrecer este tipo de servicio público.

A mí todo esto de iluminar las calles al máximo, al menos acá donde resido, me parece una estratagema más de la parafernalia pseudademocrática de las elecciones, añadiendo que me resulta gastos innecesarios y excesivos, tanto de energía eléctrica como del erario.

¿Usted qué opina? ¿Tiene la misma lectura que yo al respecto? ¿Está pasando lo mismo o se gasta en otras idioteces?

 
 
 

PARTNERS

Queda prohibida la reproducción total o parcial de este material por cualquier medio sin el previo y expreso consentimiento por escrito de Metrópoli Digital.

  • Facebook - Grey Circle
  • YouTube - Grey Circle
  • Instagram - Grey Circle
  • Twitter - Grey Circle

© 2018 Metrópoli Digital

 

bottom of page