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"HASSANA AALIA: LA VIDA EN MANOS DE ESPAÑA"

  • Patricio Patiño
  • 5 feb 2015
  • 3 Min. de lectura

Emma Facio Pérez

@LadyMurasaki969


Imaginen por un momento que a sus 26 años, se les ha condenado a cadena perpetua.A ello añadamos el hecho de que aquel país en el que residieron por cerca de tres años gracias al otorgamiento de una beca de estudio, les está negando el asilo político y por tanto, deben hacer frente a la condena de pasar toda su vida en prisión, antes claro, de ser sometidos a torturas diversas, y esto por tratar de defender los más fundamentales derechos y libertades de sus compatriotas que buscan mejores condiciones de vida. Mas aún, ustedes provienen de la una región que de acuerdo con la ONU, es la última del planeta en seguir colonizada.


Bienvenidos a la situación de vida del joven activista saharaui Hassana Aalia, a quien España ha denegado el asilo político mediante resolución emitida por el Ministerio de Interior.Hassana, a quien paradójicamente se le otorgó una beca de formación en Derechos Humanos, se encuentra ahora con su derecho de asilo totalmente vulnerado por aquel país que le ofreció tales estudios.


Permanecer en España en calidad de refugiado es la única manera de salvarlo de un destino muy severo; pero ¿Cuáles son los motivos por los que se le está condenando a cadena perpetua a este joven saharaui?Para comenzar, es pertinente realizar algunas aclaraciones preliminares que nos hagan comprender mejor la situación.

Hassana es originario del Sahara Occidental, una región del mundo que lleva años siendo una colonia cuyo índice de desarrollo económico (y por lo tanto humano) es precario, y en la que Marruecos tiene un alto grado de intervención.


Sahara Occidental ha buscado por años un referéndum de autodeterminación; aunado a ello y con descontento, desde 2010 se han realizado protestas de gran magnitud por parte de la población de dicha zona, en la que se exigía a Marruecos incentivos económicos y ayuda para vivienda.


Entre las protestas multitudinarias que fueron llevadas a cabo, destaca la del campamento de Gdeim Izik, la que por cierto, mediante sentencia emitida en 2013 por un tribunal militar de Rabat, le ha atribuido a Hassana los cargos penales por participar en protestas, y que ahora lo tienen condenado a pasar el resto de sus días en prisión.


Cabe mencionar que ésta no es la primera penalización que ha enfrentado el joven activista integrante de la Asociación Saharaui de Víctimas por los Derechos Humanos; anteriormente ya había sido sometido a juicio y sentenciado a cuatro meses de encarcelamiento por el mismo motivo. Por fortuna, aquella ocasión tal pena no fue ejecutada.


No es para menos su temor tras haber sido notificado con un plazo de 15 días para abandonar su refugio en el país Vasco y así afrontar a su regreso, de acuerdo con su propio testimonio, el aislamiento, la tortura, la humillación, los golpes y amenazas que la policía marroquí perpetra en contra de cualquier desafortunado detenido.


En concreto, a Hassana se le acusa de haber organizado las manifestaciones ocurridas en Gdeim Izik, así como haber provocado la muerte de 11 policías marroquíes.


Lo peor de todo ésto y que es sin duda una clara violación de los derechos fundamentales del joven Aalia, es que se le juzgó y dictó esta sentencia en rebeldía, lo que significa que éste no pudo comparecer presencialmente para defender lo que a su derecho conviniera, y por tanto, el tribunal militar de Rabat procedió pasando por alto su derecho a defenderse, sin pruebas y con acusaciones falsas. Ahora España le negó el asilo político al joven condenado.


No conforme con lo anterior, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, ha admitido ante los medios no haber estudiado todavía la petición de asilo del activista; justo el día en que se acababa el plazo que le dio el Gobierno para abandonar el país tras la denegación de su solicitud de protección internacional y por si fuera poco, España y Marruecos tienen ya suscrito un convenio para la extradición de Hassana, lo que ha encendido los focos rojos entre diversos grupos y asociaciones como la Plataforma de Acción Internacional por los Presos Saharauis de Gdeim Izik y la Federación ACAPS, que han iniciado una campaña de apoyo a Aalia, que incluye la recolección de firmas y el contacto con entre grupos parlamentarios que tratan el tema saharaui.


Las formaciones Ezker Anitza-IU y Amaiur, en el país Vasco, ya han condenado la denegación y han pedido al Gobierno que le otorgue el asilo que desde 2012 éste joven había solicitado. Más desprotegido, imposible.Queda pues en manos de España, la vida de un joven cuyo único crimen ha sido promover la defensa de los Derechos Humanos con el lema de un Sahara libre.

 
 
 

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