"CORAZÓN: EL CENTRO DE LA VIDA"
- Patricio Patiño
- 5 feb 2015
- 4 Min. de lectura
Eva Sánchez / Caleb Lagunas Rojas
@eva_azuleth / @RojasCaleb

Entender nuestro cuerpo es conocernos a nosotros mismos; parte del conocimiento del cuerpo humano está en saber cómo funciona en el interior para así comprender mejor las funciones vitales de órganos y qué otro órgano podría ser más vital que el corazón.
El corazón es un músculo estriado involuntario quien se encarga de bombear la sangre a todos los rincones del organismo. La sangre recoge oxígeno a su paso por los pulmones y circula hasta el corazón para ser impulsada a todas las partes del cuerpo. Después de su viaje por el organismo, la sangre queda desoxigenada y es enviada de nuevo al corazón para que éste la bombee a los pulmones con el fin de recoger más oxígeno. Así ocurre un ciclo.
Para impulsar la sangre por la irrigación de todo el cuerpo, el corazón se contrae y se relaja rítmicamente. Existe una fase de contracción llamada sístole, que corresponde a la expulsión de la sangre fuera de la cavidad, y otra de relajación muscular llamada diástole, en la que se pueden distinguir dos etapas: una de relajación y otra de succión para arrastrar la sangre hasta el interior.
El ritmo cardíaco, la intensidad y la fuerza de contracción y relajación están regulados por los centros situados en el cerebro, específicamente, en el hipotálamo que elaboran los impulsos nerviosos ideales, y por sustancias químicas u hormonas como la adrenalina y la noradrenalina, que actúan sobre el corazón.
Es tan frágil nuestro corazón y a la vez tan potente que sin saberlo, podríamos estar cuidándolo mal. Lo que nos debería de preocupar son los llamados infartos al corazón en el flujo coronario. Un infarto al corazón se produce de dos maneras, cuando los triglicéridos se adhieren en las paredes de nuestras arterias formando plaquetas que obstruyen el paso de los glóbulos rojos produciendo la muerte de miocitos (células cardiacas) o cuando parte de la plaqueta sale de la pared arterial formando una especie de “telaraña” que atrapa a los glóbulos rojos y de ahí produce una obstrucción importante.

Además de la ausencia de ejercicio y una mala dieta, el fumar también está íntimamente relacionado con los infartos. Hay dos factores por los que el tabaco puede producir una isquemia coronaria.
La nicotina y el monóxido de carbono, el primer factor desencadena la liberación de las catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) que producen daño en la pared interna de las arterias (endotelio), aumenta el tono coronario con espasmo, produce alteraciones de la coagulación, incrementa los niveles de LDL (colesterol malo) y reduce los de HDL (colesterol bueno). La concentración de nicotina en sangre depende más del grado de inhalación que del contenido de nicotina del propio cigarro. El segundo factor disminuye el aporte de oxígeno al miocardio y aumenta el colesterol y la agregabilidad plaquetaria (su capacidad de unirse y formar coágulos).
De seguro sabes que el tabaquismo puede causar cáncer, pero es importante conocer que tiene otros efectos inmediatos que también son dañinos para el organismo, entre los menos graves podemos mencionar a las arrugas prematuras, cabello reseco y quebradizo, disfunciones sexuales y problemas de fertilidad, pues en las mujeres fumadoras las probabilidades de embarazo se reducen.
Recordemos que un cigarro contiene más de 4,000 sustancias químicas, de las cuales 40 pueden ser cancerígenas. Entre éstas, las más dañinas son: la nicotina, que es el principio activo del tabaco pues es una sustancia cinco veces más adictiva que la cocaína y ocho veces más que la heroína; el arsénico, utilizado en veneno para ratas; el metanol, un componente de la gasolina de los cohetes; el amoniaco, que se usa en productos de limpieza, y el monóxido de carbono, parte de los desechos tóxicos de los automóviles. Esto es lo que se inhala al fumar un cigarro.
Como puedes darte cuanta, las sustancias del cigarro deterioran a nuestro organismo y entre los padecimientos relacionados con el tabaquismo están varias enfermedades del corazón, entre las que se encuentra el infarto agudo de miocardio, que se puede definir como la necrosis (muerte de las células) del corazón o parte de él por falta de riego sanguíneo debido a una obstrucción o estenosis (estrechez) de la arteria correspondiente. El tabaquismo también te predispone a contraer algunas enfermedades cerebrovasculares, que pueden provocar desde parálisis hasta la muerte, y enfermedades pulmonares como la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar.
El tabaquismo es el factor de riesgo cardiovascular más importante, ya que la incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población. La posibilidad de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo.
Es importante saber que tres años después de haber dejado el tabaco, el riesgo de infarto de miocardio o accidente cerebrovascular del ex fumador es el mismo que de quien no haya fumado nunca.