"QUIERO SER CANDIDATO INDEPENDIENTE"
- Patricio Patiño
- 3 feb 2015
- 3 Min. de lectura
Rubén Flores Márquez
@FloresR_M

Soy un ciudadano apartidista, pero nunca apolítico, siempre he pensando lanzarme por un puesto público sin el respaldo de algún partido político, pero que pasa cuando estoy dispuesto, ¿qué me detiene?, ¿por qué la ley no me favorece? y peor aun, ¿por qué me perjudica?
Tengo que registrarme y me doy cuenta de la primera barrera, la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, establece que un aspirante a candidato independiente a Senador o Diputado requiere recabar al menos 2% del electorado nacional (900 mil firmas) que apoyen su candidatura dentro de un plazo de 4 meses, en tanto en la Ley General de Partidos Políticos en su artículo 10 establece que un partido sólo necesita el 0.26% del padrón electoral para su registro (208 mil firmas), es decir a un candidato independiente le piden casi 4 veces más firmas de las que le piden a un partido político para su registro.
¿Cómo podré recaudar tantas firmas sin las estructuras regionales de los partidos políticos?, cuando los aspirantes a candidatos independientes previo a su registro no contarán con acceso a los tiempos de radio y televisión para obtención de apoyo ciudadano, mismo proceso que debe coincidir con el periodo de selección de candidatos dentro de los partidos, resulta inequitativo, pues estos últimos gozan del derecho constitucional de tener acceso a minutos de radio y televisión para su precampañas, como lo señala el artículo 41 constitucional.
Si tengo el apoyo de los ciudadanos y mi registro es posible empezará una lucha incansable contra la dinastía partidista dentro de los medios de comunicación, constitucionalmente los partidos políticos cuentan con tiempo en radio y televisión para sus campañas electorales federales, el setenta por ciento es asignado a los candidatos de partidos políticos en proporción al porcentaje de votos obtenido en la elección para diputados federales inmediata anterior, mientras el 30 por ciento restante se divide de forma igualitaria entre todos los partidos, incluyendo a los candidatos independientes, pues en su conjunto, serán considerados como un partido político de nuevo registro.
El camino ha sido largo, los obstáculos son muchos, el ambiente político es voraz y envidioso, toda esperanza de mi candidatura independiente se desmorona cuando ni la institución encargada de poner orden en el ambiente electoral me protege, pues en el supuesto de que el Instituto Nacional Electoral viole mis derechos de aspirante durante la solicitud del registro, la ley no me permite acudir al TEPJF, dejándome sólo a las instancias internacionales para la defensa de mis derechos político-electorales.

El tema económico será todo un caso, mientras que los partidos políticos reciben una gran cantidad de dinero para campañas, yo me tendré que conformar con una mínima parte, pero el dinero no es el problema, el problema vine cuando a un candidato independiente se le cuestiona de forma criminal, ¿de donde vine su financiamiento?
Es clara la duda y desconfianza –más que las misas hacia los partidos– sobre el origen del dinero, porque la lógica de México es: no importa que se roben el dinero de los ciudadanos, pero es inaceptable que alguien “independiente” tenga inversión privada, seguro es ilícito. No nos dejemos llevar, creo firmemente que la inversión privada es necesaria en el proceso electoral, y así, disminuir el gasto gubernamental y se tendría más control del flujo de dinero dentro de las campañas.
Mi camino casi termina, estoy apunto de ser un candidato independiente, sólo tengo que tener cuidado en no cometer alguna infracción dentro de las disposiciones electorales de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales independientemente de los delitos electorales que pueda cometer y sea sancionado por la Ley General en Materia de Delitos electorales; en el caso de las infracciones, mientras para los candidatos de partido existen seis supuestos para ser infracciones, para los candidatos independientes existen quince, en sus respectivas sanciones igual son mayores, pues aunque para ambos casos se incluye como sanciones, las amonestaciones públicas; multa de hasta cinco mil días de salario mínimo. En el caso de los candidatos independientes se agregan dos sanciones más en el tema de la fiscalización.
Mi paciencia está por terminar, y sin voz dentro del INE soy victima de abusos electorales, estoy en clara desventaja ante los oligopolios partidistas y no es de sorprenderse, son ellos quienes están en las cámaras, sentados en Los Pinos, decidiendo qué se hace y qué no se hace en el país, mientras la ley sea una herramienta para la democracia simulada, mi candidatura independiente como la de muchos mexicanos, sólo servirá para demostrar que nunca hemos llegado a la transición democrática.
Soy ciudadano, quiero el bien para la comunidad y mientras los chapulines saltan de un puesto a otro, muchas personas capaces se quedan sólo observando la descomposición electoral, y yo me quedaré viéndola este 2015.