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"FRANCIA Y LA MATANZA DE MUSULMANES"

  • Patricio Patiño
  • 30 ene 2015
  • 3 Min. de lectura

J. Orozco J.


Los ataques “terroristas” ocurridosen Francia, alentaron a más de 3 millones de personas a manifestarse, junto con algunos líderes mundiales, contra los atentados yihadistas que dejaron 17 muertos días antes en París. Pero para desconcierto, o ignorancia de muchos, Francia tiene un pasaje histórico donde implementó el terrorismo de Estado para exterminar, en su propio territorio, a un grupo mayúsculo de musulmanes argelinos.


El 17 de octubre de 1961, entre 100 y 200 argelinos que se manifestaban pacíficamente en París, fueron asesinados por la policía bajo las órdenes del Prefecto Maurice Papon. Hecho que fue durante largo tiempo ocultado por el Gobierno francés.


Ese día, los "franceses musulmanes de Argelia" se manifestaban tras la llamada del Frente de Liberación Nacional contra el toque de queda que les había impuesto el prefecto de la policía de París durante la guerra de Argelia, M. Papon. La respuesta de las fuerzas policiacas de la capital francesa fue brutal: los agentes les esperan a la salida del metro y en las calles para golpearles e insultarles.


Decenas de manifestantes fueron asesinados a disparos, a otros les ahogaron en el río Sena. En total, detuvieron a más de 11.000 argelinos y los transfirieron al Palacio de Deportes o al Estadio Pierre-de-Coubertin. Los argelinos no fueron las únicas víctimas, porque la policía interpelaba basándose en los rasgos físicos de los transeúntes.


Después de ser trasladados, fueron apiñados durante varios días en condiciones de higiene muy precarias, además de seguir recibiendo golpes, amenazas y torturas por parte de la policía, quienes los calificaban de "moros sucios" y de "ratas". Al día siguiente por la mañana, la jefatura contabiliza oficialmente tres muertos, dos argelinos y un francés de la metrópoli, tratando de cubrir todo rastro de lo que había pasado, además del control sobre los medios de comunicación para que no divulgaran ni una sola fotografía sobre lo acontecido.Sólo el diario de izquierda “L'Humanité”, habló del asunto. El silencio ocultó la verdad por más de veinte años.


La masacre fue objeto de ocultación estatal, estimando el presidente Charles de Gaulle que era "un asunto secundario". El 8 de febrero de 1962, otra manifestación en contra de la guerra de Argelia y de la organización terrorista OAS acabó en una matanza, la llamada "masacre de Charonne" (una estación de metro parisina). La manifestación había sido convocada por el Partido Comunista y la CGT, pero no fue autorizada por el prefecto de policía Maurice Papon. Éste ordenó la carga de las fuerzas de orden contra los manifestantes, que causó 8 muertos directos y otro muerto a consecuencia de las heridas.


Durante el 40 aniversario, en 2001, el alcalde de París, Bertrand Delanoë, colocó en el puente Saint-Michel una placa "en memoria de los numerosos argelinos asesinados durante la sangrienta represión de la manifestación pacífica del 17 de octubre de 1961". Once años más tarde, el actual presidente francés, François Hollande, rindió homenaje a las víctimas de la masacre de octubre de 1961. Por primera vez un jefe de Estado francés reconoce los hechos calificándolos de ‘represión sangrienta’.


La aparición de dos libros -La batalla de París, de Jean-Luc Einaudi, y El silencio del río, de Anne Tristan- contribuyó a la reconstrucción de unos hechos que nunca habían sido objeto de la menor investigación administrativa, judicial o parlamentaria. Maurice Papon solo ha sido condenado, en 1998, a diez años de prisión por complicidad en crímenes contra la humanidad por haber colaborado en la deportación de judíos bajo el régimen de Vichy, pero nada por la masacre de Octubre.


A pesar de todo, las autoridades francesas aún rechazan abrir buena parte de los archivos relacionados con aquella masacre, así como identificar a los responsables (aparte de Papon, quien falleció en 2007), y tampoco ha aceptado pedir disculpas al pueblo argelino, un país donde el recuerdo de los crímenes del colonialismo aún permanece como una herida abierta.


Quai de Conti, muelle situado a lo largo del Sena en París, días después de la masacre del 17 de octubre

 
 
 

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