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"UNA MIRADA A LOS TENIS Y SU CULTURA"

  • Patricio Patiño
  • 29 ene 2015
  • 4 Min. de lectura

Víctor Ortiz Medina

“We are what we wear. We wear what we are”

Macklemore, Wing$


El cansancio se vislumbra en su rostro, los ojos entre cerrados y rojizos, su cuerpo agotado tras una larga espera a las afueras de una tienda, sin embargo, una pequeña sonrisa rodea su labios, el implícito aire de éxito y gloria son palpables. Se sienta ansioso, sus manos nerviosas toman la caja de cartón, la alegría aunque evidente es contenida, trata de mantener la calma por fuera, aunque en el interior su pulso se acelere conforme abre el tan ansiado objeto, finalmente es completamente visible el papel, cuidosamente lo descubre para dejar al manifiesto aquel anhelo por el cual todos sus sacrificios valieron la pena.


Toma el tenis con ambas manos, su mirada fija sobre él, en aquel momento no existe nada ni nadie más, solamente él y los materiales, las texturas, las costuras y colores. Para muchos un accesorio de uso diario o de moda, para él algo que va más allá de lo mesurable, de lo tangible, un “objeto” que lo define, que lo motiva y por lo que vale la pena hacer tantos sacrificios


Así es la vida de un sneakerhead, agridulce, llena de sufrimientos y alegrías, de una realidad no muy común en nuestro país pero existente y que demuestra no sólo una afición o hobby sino un estilo de vida que va más allá de la novedad e incluso vanidad, y que se centra en la búsqueda de un objeto ansiado, ya sea de aquellos recuerdos de infancia o adolescencia, de la adrenalina y cambios abruptos de estados de ánimo, del amor por la caza, recordemos que en ocasiones no se trata de llegar a la meta sino de la aventura del camino que se está a punto de recorrer, pero sobretodo de poder satisfacer un deseo o sueño.


La presentación, el empaque, el papel, el olor (es fácil de reconocer aquella persona que ama los tenis, usualmente cuando recién los adquiere tienen la tendencia a olerlos al sacarlos de la caja), los colores, el tenis mismo y su conformación crean una experiencia sensorial difícil de describir y más complicada de entender para aquellas personas alejadas de esta cultura.


Pero ¿por qué lo hacen?, ¿cuándo pasaron estos objetos cotidianos a ser coleccionables? Como algunas cosas en esta vida siempre es difícil encontrar un origen preciso o exacto, dado que en ocasiones siempre hay antecedentes que marcan los orígenes de un objeto pero los cuales no pueden ser considerados como el inicio, es de esta forma que nos encontramos ante el dilema de precisar un principio para algo que fue tomando forma con el paso del tiempo y en diferentes momentos.


Desde la incorporación de Chuck Taylor a Converse en 1921, y su subsecuente colaboración con ellos para dar vida a los Converse All Star en 1923, la creación del icónico modelo AF1 por Bruce Kilgore en 1982 para Nike, la contratación por la misma marca en 1984 de Michael Jordan, o la canción “My Adidas” y máxima publicidad que el Grupo Run-DMC le hizo a la marca pero sobre todo al modelo superstar 80´s, por solo mencionar algunos momentos que comenzaron la creación de esta cultura por mucho tiempo underground y que últimamente ha comenzado a convertirse en moda.


Hoy en día “los artistas” han creado en el público una fascinación por ellos y a convertirlos en un objeto de vanidad y estatus. Pero esto no sucede con cualquier marca o modelo, existen ediciones especiales cuya rareza hace de estos tenis algo más deseado y coleccionable, el obtenerlos es toda una odisea de retos, sacrificios y un fuerte gasto económico que se debe de realizar para tener la posibilidad de conseguirlos. Pero es aquí donde recae la diferencia entre el verdadero apasionado y el comprador consumista.


El primero, se desvive por ellos, dedica tiempo, hace contactos que a la larga terminan en buenas amistades y, busca la manera de hacerse poseedor del par no sólo por ser un objeto de valor sino por la historia detrás del tenis, su inspiración, lo que representa para él, que va más allá del reconocimiento social sino la adición a su colección.


El segundo, busca el reconocimiento social, un estatus que se alcanza al poseer algo que no todos pueden tener y que se conecta de manera subjetiva al reconocimiento social. La división entre ambos puede ser en ocasiones borrosa, ya que la desesperación y ansia de ambos por poseer un par es real y en ocasiones incurre en lo absurdo y ridículo ante la mirada objetiva del mundo. Sin embargo, su obtención es en sí un logro mismo, un tan ansiado sueño que tanto para uno como para el otro es tan válido y que para ambos es un objetivo a conseguir.



Probablemente se lea ilógico o hasta irracional, pero mirando la situación de forma muy justa, aquellas personas “obsesionadas” con los tenis son de admirarse, su decisión implacable y basta cantidad de sacrificio: como dormir fuera de tiendas, tener varios trabajos para tener la fluidez económica de comprarlos, dedicarles una inmensa cantidad de tiempo con tal de obtenerlos, muestran una insistencia poco común hoy en día y que si puede dirigirse y proyectarse a su vida diaria los convertiría en personas bastante valiosas para la comunidad.

 
 
 

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