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"CRIMEA: LA PENÍNSULA DE LA DISCORDIA"

  • Patricio Patiño
  • 29 ene 2015
  • 4 Min. de lectura

Emma Facio

@LadyMurasaki969



Desde noviembre del 2013 y hasta días recientes, los titulares en las noticias internacionales tienen por temas principales la tensa situación política entre Ucrania y Rusia, la ocupación por parte de tropas militares de la segunda en puntos territoriales de la primera, así como atentados por parte de grupos separatistas prorrusos y la llegada de ayuda humanitaria a la zona en conflicto entre ambas naciones.


Observamos que tanto los expertos como la opinión pública adoptan sus propias posturas al respecto, con un criterio que en su mayoría tiende a desestimar las acciones llevadas a cabo por Rusia, de la mano de su líder Vladimir Putin, a quien desde marzo del año pasado occidente le ha dado la espalda y le ha impuesto sanciones tanto políticas como económicas tras su decisión de ocupar militarmente Crimea, siendo mayormente aplicadas las segundas, cuando el mercado de capitales comenzó a cerrarse para las compañías rusas, al tiempo en que se dieron las pautas que generarían dificultades comerciales con países de occidente, situaciones que prevalecen inclusive con mayor intensidad que nunca.


No es casualidad que justamente hace unos días y ante el recrudecimiento de la violencia en Ucrania, la calificadora Standard & Poor’s rebajara la nota soberana de Rusia a la categoría de ‘bono basura’, lo que significa que ésta se encuentra totalmente infravalorada como destino seguro para los inversionistas. Aunado a ello, el rublo se encuentra depreciado.


Desde el punto de vista político, mucho hemos escuchado acerca de los despliegues de tropas rusas en Crimea que han ocasionado la constante intervención de la ONU, Estados Unidos y desde luego, de la Unión Europea a la que por cierto y como ya sabrán, Rusia no pertenece.


En los últimos días, la tensa relación entre Moscú y Kiev ha estado en el ojo del huracán tras los atentados perpetrados por los rebeldes separatistas prorrusos en Donetsk, Lugansk y Mariúpol, en éste último murieron 30 civiles y otro centenar resultaron heridos, dejando sumida a la zona de Crimea en una profunda crisis humanitaria.



¿Qué hace a Crimea ser el objeto del deseo y motivo de disputas por parte de éstas dos naciones? La respuesta es tan sencilla como obvia:


Con una superficie de 27 000 km², ubicada en la costa septentrional del mar Negro y localizada al sur del territorio ucraniano, Crimea es un paraíso energético con grandes reservas de combustibles, especialmente gas natural y petróleo.


Hasta 2014 se estima que las reservas crimeas de energía son de 165 300 millones de metros cúbicos de gas y 44 millones de toneladas de petróleo, aunque estimaciones sitúan en 2,3 billones de metros cúbicos el gas de los yacimientos marinos sin explotar.

Teniendo Ucrania a Crimea en sus manos, tenía asegurada la energía y de paso, una menor dependencia de su proveedor de gas natural: Rusia.


Cabe hacer una importante precisión: la codicia de Rusia y Ucrania por Crimea no es novedad alguna y no se limita únicamente al hecho de que la región sea poseedora de vastas cantidades de recursos energéticos.


Desde que Ucrania se independizó de la URSS en 1991 ésta península era ya motivo de conflicto; precisamente desde este año, Ucrania se había negado a cederle Crimea a los rusos hasta que finalmente, 23 años después, en marzo de 2014 y tras referéndum ésta se anexó a Rusia, estallando así una de las mayores crisis diplomáticas de la primera década del siglo XXI.


Es pertinente destacar que el conflicto en la zona de Crimea tiene otras aristas a considerar para ahondar aún más en el porqué de tanta violencia entre dos naciones que alguna vez fueron hermanas en la misma Unión.Si bien Crimea pertenecía a Ucrania hasta antes de su anexión a Rusia, ésta región siempre ha tenido una mayoría de habitantes rusos, lo que explica el porqué de la tendencia separatista de su población.


Mientras que Ucrania estaba previendo la posibilidad de establecer contacto con la Unión Europea, el este del país estaba a favor de tal acercamiento, en tanto el oeste y sur –lo que obviamente incluye a Crimea– se mostraban en contra de ello, en una evidente inclinación por pertenecer a Rusia.


Sin embargo, la primera medida que anunciaba la inminente separación de Ucrania fue el referéndum celebrado en marzo de 2014 para la proclamación de la independencia de Crimea. Ante la negativa de Ucrania de reconocer a Crimea como Estado soberano independiente, el primer ministro de la recién autoproclamada República Autónoma de Crimea solicitó la intervención de Rusia, que dicho sea de paso, fue la única que le reconoció tal status.


Fue así como Moscú y Kiev rompieron relaciones y se ha dado pauta a la intervención del mayor rival político de Rusia, como es Estados Unidos, so pretexto de violaciones a la soberanía de Ucrania.


Como nos es posible observar y una vez ya más esclarecidos los hechos, entendamos que la separación de Crimea y la constante lucha de los separatistas prorrusos por mantener su independencia obedecen muy en el fondo a razones de identidad, que lamentablemente se han politizado al punto en que se ha generado una escalada de violencia de la que todos los actores de la política mundial han buscado obtener el mayor beneficio.


Crimea es la península de la discordia.

 
 
 

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