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"SER CHAPULÍN ¿ES LEGAL Y LEGÍTIMO?"

  • Patricio Patiño
  • 26 ene 2015
  • 3 Min. de lectura

Rubén Flores Márquez

@FloresR_M



Mucho se ha hablado de los delegados del Distrito Federal los cuales pidieron licencia para contender por algún puesto público para los comicios que se avecinan este 2015, la realidad en una carrera política es esa, tener que seguir vigente en un ambiente voraz de poder, quien se duerme en la política mexicana, es olvidado; pero mi intención no es poner excusas para ser un “chapulín”, la ley es clara y el ciudadano aclama seriedad en sus representantes.


El artículo 125 constitucional dice a la letra “Ningún individuo podrá desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular, ni uno de la Federación y otro de un Estado que sean también de elección; pero el nombrado puede elegir entre ambos el que quiera desempeñar” –la constitución ya les dio permiso– mientras no se ocupen dos cargos a la vez, un ciudadano puede ir de un puesto a otro, y esta practica es muy común y no sólo en estas elecciones se hará.


Nuestros “gobernantes” van de diputados a senadores y luego gobernadores, no vayamos lejos, el presidente Enrique Peña Nieto, primero fue Diputado Local, después Gobernador y ahora es Presidente, y la ley lo permite, el artículo 62 estipula que los diputados y senadores no podrán desempeñar ningún otro empleo de la Federación, SIN LICENCIA PREVIA, esto significa que tienen el derecho.


Y podremos seguir argumentando la legalidad que debe seguir una carrera política dentro del servicio público, el artículo 55 constitucional fracción V enlista que para ser diputado, no ser titular de alguno de los organismos a los que esta Constitución otorga autonomía, ni ser Secretario o Subsecretario de Estado, ni titular de alguno de los organismos descentralizados o desconcentrados de la administración pública federal, a menos que se separe definitivamente de sus funciones 90 días antes del día de la elección.


Y remarquemos, 90 días antes de la elección interpretando la constitución, podemos dar cuenta de que es totalmente legar ir de un puesto a otro en el servicio público. Los argumentos están sobre la mesa, ser “chapulín” es totalmente legal, entonces, ¿dónde está la inconformidad? La inconformidad está en la legitimidad.


Obtener un puesto público merece todo el profesionalismo y responsabilidad para ejercerlo y como ciudadanos tenemos el derecho de exigir buenos resultados, un puesto por elección popular es irrenunciable y emana del pueblo, quien tiene el puesto debe ser digno de el a criterio de los votantes.


La legitimidad va en la misma línea, no es posible que se “premie” a servidores por su mal trabajo, votando de nuevo por ellos, tendrá que ver con el voto informado, pero también los “políticos” se aprovechan de la ignorancia generalizada de quienes son sus gobernantes.


Y uno de los problemas principales es dejar un trabajo que debería llevar seguimiento, los programas sociales interrumpidos y tramites burocráticos estancados, no sólo pasa en las Delegaciones del D.F. también en las funciones legislativas, municipales y estatales.


Pierde toda legitimidad cuando el clamor del pueblo es un trabajo serio, que dé resultados tangibles y no sólo que los servidores pasen de noche en su cargo, sólo esperando las siguiente elecciones para “saltar”.


¿Cómo aceptaríamos el “chapilinismo”?


Me tomaré la libertad de hablar a titulo personal, yo aceptaría esta practica, con una previa rendición de cuentas, hacer una reforma electoral y constitucional, para que cualquier funcionario que quiera dejar su puesto para contender en elecciones, tendrá por obligación presentar un informe de labores que sea público de su ejercicio del puesto que deja.


Le agregaría que todo candidato que viene de otro puesto por elección popular deberá agregar su historial de servicio público dentro de su propaganda electoral –ustedes tendrán su observaciones en este punto– sin embargo las personas que votan merecen seriedad por parte del servidor que llegó por voto.


Concluyendo, si hay este tipo de “reelección” como un premio al buen trabajo, entonces exijamos la revocación de mandato como un contrapeso. Ser chapulín es totalmente legal, pero nunca será legítimo si la función del servidor público es deficiente; no lo olvidemos, todo emana del pueblo y es el quien tiene el poder de decidir su forma de gobierno.


Ser chapulín es legal, pero no legitimo.

 
 
 

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