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"LAS BUENAS NUEVAS EN LA OEA"

  • Patricio Patiño
  • 24 ene 2015
  • 4 Min. de lectura

Michelle Fortanell

@AhqueMichelle



En la Organización de Estados Americanos, las preocupaciones por los conflictos que se encuentran en América han evolucionado. Aún recuerdo cuando le eché un vistazo a las primeras Declaraciones que se habían expedido en las reuniones de los representantes de los países ante la Organización. Los temas debatidos, en primera instancia, era la expulsión de Cuba ante ella por motivos de cambio en su forma de gobierno, que si bien ha perdurado sin accidentes, varios Estados miembros los veían como una amenaza para la seguridad del continente.


En segunda instancia, los temas se fueron transformando hacía algunos problemas de desarrollo social y la protección de los pueblos originarios. Después la violación de derechos humanos y ahora los temas que ocupan la mirada central en las discusiones son cuestiones económicas como apoyo a las pequeñas y medianas empresas, aquellos debates pioneros sobre cómo se reforzará la identidad cultural de cada nación.


Actualmente los temas que preocupan más en la comunidad internacional y que han cobrado el protagonismo en diversos organismos internacionales, es el conflicto originado por las drogas.


Todos los que nos podemos considerar americanos (no, no hablo de norteamericanos o estadounidenses, hablo de los verdaderos americanos, todos los residentes de América) sabemos el fuerte conflicto y gran reto que representa el uso de drogas y su comercialización. Ante ésto la OEA integró a sus temas principales en los consensos para que sean correctamente discutidos y pueda encontrarse una solución o prevención de este fenómeno.


Ha pasado más de un año desde que se adoptó esta medida y los resultados parecen estar dando frutos, el New York Times declaró que “efectivamente el Informe rompe el tabú al considerar alternativas al actual enfoque prohibicionista”. Así como una revista colombiana llamada Semana de Colombia afirmó que, “este informe, abre otro frente de debate dentro de las distintas alternativas para enfrentar el negocio de la droga en sus distintas etapas, lo mismo que las consecuencias de su consumo”.


Parece ser que las palabras mencionadas por los Jefes de Estado de la región han mostrado la preocupación ante el tráfico de estupefacientes dentro de sus países y la vulnerabilidad de sus habitantes, sobretodo los niños y adolescentes.


El informe que fue presentado por el Presidente de la Organización, José Miguel Insulza, nos guía por este conflicto desde que se pidió, por los líderes de los Estados de América, en la Cumbre de Cartagena de Indias, Colombia (2012), Juan Manuel Santos encargó la creación de dicho documento donde se permitiera tener una visión global del gran obstáculo que predomina en el continente.


Un año después, se tenía terminado. Fue en mayo de 2013 cuando se entregó al Presidente de Colombia el Informe solicitado y a través de él se hizo llegar a todos los Jefes de Estado y de Gobierno, quienes recibieron el llamado “Informe Sobre el Problema de las Drogas”, que de inmediato tuvo un enorme impacto en toda la región. Menos de un mes después, la Asamblea General de la OEA concretó una reunión en Antigua Guatemala. En su primera sesión se habló sobre las acciones que se dedicarían a este gran problema que se ha visto presente entre nosotros desde hace varias décadas.


Sus conclusiones hicieron notar la urgencia con la que nuestros gobiernos y pueblos sentían la necesidad de acciones para hacer frente a este conflicto tangible en nuestra sociedad. También se apuntó hacia la urgente necesidad de revisar las políticas que habían predominado en el hemisferio hasta el momento y que estaban lejos de alcanzar los resultados esperados.


El Presidente Insulza, destaca el gran recibimiento que tuvo el Informe en Estados como Uruguay, Chile, México, Estados Unidos y Brasil. Además la presentación y difusión que tuvieron las medidas en el Caribe con ayuda del CARICOM. También los Estados europeos se han visto interesado en estudiar el Informe de la OEA, con lo que se presentó en foros de Londres, Madrid, Lisboa y París, además se implementó una audiencia en compañía de la Comisión Europea en Bruselas y con el Canciller del Reino Unido en Londres.


Por lo visto, los intereses de la OEA van cambiando, se dice que conforme a la situación del continente, es cierto que el uso, consumo y tráfico de drogas constituye uno de los principales retos en el continente americano, pero también habrá que preguntarse si dejar en el olvido la protección de la identidad cultural por considerar que el continente no necesita más soluciones sobre ésto, es la mejor forma de abrir la puerta a la modernidad y actualización. Si de prioridades hablamos, el desarrollo social y la protección de los Derechos Humanos en grupos vulnerables, deberían de encabezar las discusiones.


OAS (Organization of American States) dio en el blanco al tratar el conflicto de las drogas con la profundidad que se le dio, pero quizá la preocupación se manifestó demasiado tarde, cuando este conflicto ha superado las políticas de prevención.

Tendremos que seguir confiando en que las decisiones de los Organismos Internacionales junto con las políticas internas adoptadas, serán lo mejor para nosotros, los habitantes de América, los americanos.

 
 
 

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